Los efectos del cambio climático están alterando el ciclo del agua y con ello, su disponibilidad. Las pruebas son más que visibles. Este mes enfrentamos una sequía que se extiende ya al 83 por ciento del territorio nacional. Las presas operan apenas a la mitad de su capacidad, y regiones como el Valle de México comienzan a racionar la distribución del líquido.
Esta situación se agrava en el contexto de pandemia que enfrentamos paralelamente. El acceso al agua y al saneamiento es una condición indispensable para mantener la higiene y evitar contagios de covid19. Dentro de esta situación de riesgo, las mujeres son las más vulnerables, pues al ser quienes generalmente realizan labores de cuidados, la falta de acceso a agua potable les hace tener una mayor exposición.
Por su parte, lograr abastecer a la Ciudad de México se ha convertido en un reto inmenso que ha llevado a tomar medidas como traer agua desde otras cuencas, como sucede con el sistema Lerma-Cutzamala. El bombeo necesario para trasladarla desde distancias lejanas y a una altura de más de 2 mil metros, implica un gasto de energía altísimo -equivale al de toda la ciudad de Puebla-, lo cual a su vez genera un elevado nivel de emisiones de gases de efecto invernadero.
La lucha por un acceso equitativo al agua no es nueva. Muchas personas llevan años movilizándose desde los barrios y colonias de diferentes zonas de la ciudad que enfrentan situaciones muy adversas. En algunos casos, tienen que recurrir a las cada vez más demandadas pipas, mientras que en muchos otros, ni siquiera eso es posible.
Los últimos meses han sido una experiencia muy enriquecedora al comenzar a recorrer este complicado camino junto a más de 30 organizaciones, redes, colectivos y movimientos urbanos que han estado involucrados en el tema. En conjunto hemos llegado a una conclusión determinante: garantizar plenamente el derecho humano al agua potable implica tomar medidas urgentes frente a la crisis climática, y en el contexto del agua, eso va mucho más allá de reparar tuberías. Esto hace necesario abordar el problema desde una perspectiva integral.
De esta manera, elaboramos una propuesta de agenda para un manejo integral de la Cuenca del Valle de México, la cual contiene 10 ejes irrenunciables que incluyen fomentar una educación socio-ambiental; cosechar agua de lluvia; proteger los suelos de infiltración; ahorrar agua; reusar y tratar con tecnologías no contaminantes; reparar la red de abastecimiento y drenaje; regenerar ecosistemas -el humedal de Xochimilco desempeña una función sobresaliente en este rubro-; elevar la participación ciudadana y comunitaria; gestionar riesgos hídricos y climáticos, y definir microcuencas de atención prioritaria.
En estos momentos, la propuesta está ya en el escritorio de la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, en espera de iniciar un diálogo de construcción y colaboración para abordar las medidas concretas que se deberían impulsar en torno a esta agenda. Reconocemos que se tiene ya una buena visión en algunas cuestiones, pero que hay otras que aun deberían fortalecerse para lograr avances más ambiciosos en torno a un tema tan complejo y que no puede esperar.
Por otro lado, este periodo electoral es una oportunidad que la ciudadanía tiene para elevar la demanda y nivel de exigencia respecto al acceso al agua potable y al cambio climático como un binomio inseparable. El panorama muestra una gran diversidad de personas que aspiran a un cargo de elección popular. Tan solo en la Ciudad de México se registraron alrededor de 200 personas para competir por una diputación o una alcaldía. Las opciones son muy diversas y van desde políticos tradicionales hasta celebridades del espectáculo que han recibido críticas por no tener experiencia política.
Si bien, votar y ser votados es un derecho político que tenemos todos los ciudadanos, sin importar nuestra esfera profesional o incluso el nivel de preparación académica, eso no exime a quienes se postulan de tener un conocimiento preciso de los problemas que deben atender, y de proponer soluciones concretas y acordes a las facultades que correspondan a los cargos a los que aspiran.
En un momento tan crucial como lo es esta emergencia ambiental y de salud, nuestro papel desde la ciudadanía es no conformarnos con discursos vacíos y carentes de fondo. Procuremos informarnos de la manera más objetiva posible y aumentemos nuestra exigencia hacia quienes buscan tomar las decisiones. No olvidemos preguntar a las y los candidatos “¿Qué medidas propone para lograr un acceso pleno al agua potable y luchar contra el cambio climático?”