El título de este artículo es falso. ¿Cuántas veces hemos escuchado que en México no usamos el sistema financiero por el miedo al SAT? Esta idea, que busca justificar el problema de la baja inclusión financiera haciendo responsables a las personas, no es del todo cierta. La inclusión financiera es un desafío persistente en México. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF, 2021) menos de la mitad (49.1%) de la población tiene una cuenta de ahorro, el producto financiero más básico y una importante puerta de entrada al sistema, lo cual nos ubica por debajo de países como Chile, Brasil y Colombia. Pero esto no sucede porque las personas mexicanas no lo quieran.
Vamos a los datos duros, en un estudio recientemente titulado: “El ahorro como factor de impulso a la inclusión” (Nu 2024), se resalta la importancia de entender y abordar las barreras que millones de mexicanos enfrentan para ser incluidos en el sistema financiero. Asimismo, evidencia la necesidad de impulsar la competencia para que haya más y mejores productos en el mercado que realmente atiendan las necesidades de los usuarios.
Uno de los hallazgos más relevantes del estudio es que la creencia de que los mexicanos no ahorran y no utilizan productos financieros por miedo a ser fiscalizados, no refleja la realidad. De las 1,910 personas que respondieron la encuesta, ni una sola mencionó esto como razón para no tener un producto de ahorro. De hecho, la mitad de las personas encuestadas afirmaron que antes no tenían su dinero en una institución financiera debido al exceso de requisitos y, lo más sorprendente, porque simplemente no veían utilidad en ella. Es decir, las barreras de entrada como el exceso de requisitos, el tiempo que toma abrir una cuenta, la necesidad de contar con una sucursal cercana, así como la falta de incentivos, como los rendimientos, son los verdaderos obstáculos para la inclusión. No es un problema de la demanda, sino de la oferta.
Hay otro dato preocupante: a una gran parte de la población aún se le niega el acceso al sistema financiero, más de 50% de los encuestados habían sido rechazados previamente al intentar adquirir un producto o servicio financiero, y de estos, el 90% fueron rechazados al solicitar una tarjeta de crédito. Estas cifras refuerzan lo que la ENIF ha señalado: el porcentaje de la población que tiene al menos un producto financiero había avanzado poco hasta 2021. Habrá que ver los resultados de la edición 2024.
Todos estos datos revelan que no existía en el mercado un producto que cumpliera con las expectativas de millones de personas: que fuera fácil de adquirir y de usar y, al mismo tiempo, ofreciera algún tipo de beneficio al usuario. Asimismo, estas cifras permiten desmitificar algunas de estas creencias y comprender más a fondo las barreras que enfrentan los mexicanos al intentar acceder a productos financieros, pero lo más importante, ayuda a identificar cómo las instituciones financieras y neobancos podemos ser parte de la solución.
Maestro en Políticas Públicas por la Universidad de Harvard, Director de Políticas Públicas de Nu México y Consejero de México Exponencial