Carlos Mora Álvarez
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el sonido y el abecedario
Con el las palabras que pienso y declaro
Madre. Amigo hermano y luz alumbrando
La ruta del alma de la que estoy amando.
Mercedes Sosa
Realmente me había vaciado, reitero enfáticamente, no sin antes agradecer Queridas Amigas, Apreciados Amigos, Familia todos dentro de mi corazón, su generosa, preciosa y distinguida presencia, pero realmente me había vaciado. Hace poco más de un año en estas mismas instalaciones del hermoso Club Campestre de la bella ciudad de Tijuana , Baja California, el día 6 de abril del 2022 para ser exactos, presentamos nuestro libro anterior “MIGRACION: El rostro del siglo XXI”, un serio trabajo que compendia las voces poderosas, solidarias y valientes de 44 mujeres y hombres, con una serie de resoluciones, iniciativas, propuestas, trabajos y acciones, que hoy dolorosamente, siguen más vigentes que nunca, por los lamentables acontecimientos de Ciudad Juárez, que resultan como corolario de esa entrega previa, igualmente producto de una triste tragedia migrante, acontecida en el sureste mexicano en diciembre del año 2021, por lo que repito por tercera vez, me había vaciado. Para los taurinos, como un servidor, vaciarse implica entregarse totalmente en el arte, sacar todo lo que trae uno dentro, y ese esfuerzo literario por cambiar el rumbo trágico de la migración en nuestro país, nuestro continente o incluso en el mundo, me había drenado. En esos días a punto de iniciar un largo viaje por mi arribo al sexto piso, el libro que hoy nos convoca, que este día nos hermana, era solo una idea en la cabeza de mi genial editor, el maestro Hugo Alfredo Hinojosa, mi compadre, hermano de mil batallas, mi rey, como le gusta que le diga, para burla de mis amados hijos aquí presentes: Carlos Francisco, Miguel Ángel y David Alonso. Una idea quizá, si acaso una ilusión, pero sinceramente sin inspiración, para escribir más. El día 9 de abril del año pasado en la entrega sabatina de mi casa editorial, EL UNIVERSAL, el mejor diario de México, publiqué una columna que titulé, precisamente: ¨ EL SEXTO PISO ¨, donde me despedía de mis Admirados Lectores, cuando la leí impresa, sentí que no volvería a escribir y mucho menos, estrenar un nuevo libro. Sin embargo, que misteriosos y benditos, agregaría felizmente, son los caminos del SEÑOR, los deseos de mi DIOS PADRE. Así como nuestra previa entrega literaria es un grito de esperanza para la movilidad humana, nuestro nuevo libro, este libro, es una estela de amor, un vendaval de amor, un torbellino de amor, es producto del amor, de mi amor por GEMY, mi musa, mi inspiración, mi esposa a quien está dedicado, porque ella es la única responsable de mis renovados deseos de escribir nuevamente. A partir del día 25 de mayo, me obsequió la necesidad de decirle de mi absoluto y eterno amor, el amor que siento por ella, deseando que los alcance, que los abrace a todas y a todos ustedes, a los que quiero tanto, a los que queremos mi esposa y yo, tanto. “CRONICAS DE VIAJES Y ROMANCES”, si es efectivamente un himno al amor, pero igualmente engendra en sus extrañas una serie de intimidades personales, que nacen desde mi infancia, mi pasión por los trenes, mi curiosidad permanente por mis orígenes, por supuesto mis viajes, la devoción a mis Padres, Hermanos, Hijos, Nietos, Tíos, Primos, a la familia en general, pero sobre todo a las y los buenos amigos, que la vida obsequiosa me ha regalado. Concluyo con la lectura de uno de los capítulos para no enfadarles más, pero reitero destacando, gracias a la vida que me ha dado tanto, me los regaló a ustedes en esta inolvidable velada.
AÑORANZAS:
Las líneas escritas arriba, son parte del mensaje que dimos en la reciente presentación de nuestro nuevo libro en mi bendita tierra, fue una noche maravillosa e inolvidable, las dejo publicadas para el recuerdo de un día irrepetible, donde se desbordó el amor a plena luna estrellada.
Gracias, eternas gracias a quienes con su generosa lectura nos ayudan e inspiran a seguir descubriendo mundos maravillosos e insospechados en las profundas y ricas aguas de las letras, que como bien decía mi idolatrado maestro al preguntarle
“Qué es lo que más amas en la vida Julio (Scherer García)”, invariablemente respondía.... “Las palabras, las palabras, sin ellas, no existimos”.
Hasta siempre, buen fin.