"Les dicen gordos y todos se ponen a dieta,

les dicen ignorantes y nadie se pone a leer" .

- MAFALDA -

Don Roberto Alifano (General Pinto, Provincia de Buenos Aires, 22 de Septiembre de 1943), escribió para el que teclea, el mejor libro que se haya publicado sobre la espléndida vida del genial Don Jorge Luis Borges, con el bello título de "El humor de Borges" que tiene una fosforescente foto de portada desbordada de felicidad, con la sonrisa envuelta en una sonora carcajada seguramente tomada por el mismo autor. Auto definido como el amanuense (persona que tiene por oficio escribir a mano, copiando o poniendo en limpio escritos ajenos o escribiendo lo que se le dicta) personal de Borges, Alifano es, el mismo un gran Poeta, Ensayista, Escritor y Periodista Argentino, publicó esta maravillosa joya literaria en el año 1995, supongo que como un sentido homenaje a la preciosa memoria de Don Jorge Luis, en el aniversario póstumo número diez de su triste desaparición acontecida el día 14 de junio del año 1986 en Ginebra, Suiza. La obra está impregnada de cientos de perlas sobre; Metáforas, Eufemismos, Paradojas, Humor, Fama, Modestia, Sarcasmos y particularmente el Fino y Elegante talento celebrado al "alimon" entre Borges y Alifano, en un diálogo permanente realizado en la última década de la vida del célebre autor universal. Tratando de encontrar - no sin cierto temor por mi limitada capacidad narrativa - una forma de describir y descubrir a Borges, afortunadamente me topé con este libro que se describe por sí mismos en estos diálogos que les compartiré a continuación, con el único propósito de adentrarnos a la personalidad del maestro, a su rica pluma, pero sobre todo

a su mística cabeza e imaginación, sin olvidar ni por un segundo la ceguera solo visual, de sus últimos años que dio como resultado una mayor capacidad ilustrativa, descriptiva, si se puede pensar con su monumental genialidad intelectual que alcanza lo sublime, en su infinita inteligencia, lean en seguida Queridas Amigas, Apreciados Amigos, Distinguidos Lectores, si me hacen el honor.

"Don de lenguas"

Podríamos llegar a afirmar que Borges poseía el don de lenguas. Leía y hablaba muy bien el inglés, y el francés y bastante bien el alemán e italiano. Por todos es sabido que fue profesor de anglosajón y que por afinidad tenía nociones de islandés. Conocía profundamente el latín y las raíces griegas. Citaba en todos estos idiomas con una armonía y exactitud sorprendente. Supo además hacer y recordar bromas filológicas. Evocó una vez que Macedonio había dicho, refiriéndose a Leopoldo Lugones: "Sabe latín y sospecha en griego". En otra oportunidad me comentó: "En nuestro país el idioma francés fue remplazado por el inglés y el inglés por la ignorancia".

"Un consejo de oro"

Caminábamos con Borges por la calle Florida y al llegar a la avenida Córdoba lo detiene una señora para decirle: "Borges, yo no he leído nada suyo". "Me parece prudente", responde Borges. "Le recomiendo que no lo haga señora, se va a desilusionar".

"Experto en mujeres"

Borges cuenta, a su llegada de un viaje que hace a San Juan, que un periodista de esa provincia le pide que defina a la mujer. "¿Qué edad tiene usted señor?", pregunta Borges. "Treinta y dos años". "Bueno, si usted no sabe a los treinta y dos años, no creo que le sirva de mucho lo que yo le diga, vaya y averigüe".

"Todo es relativo"

Un periodista francés le pregunta a Borges una mañana su opinión sobre la época en que vivimos. "El hecho de que yo sea famoso - responde - es algo más que suficiente para condenarla".

"Solo sé que no sé nada"

Un grupo de jóvenes estudiantes de filosofía, interesados en Cábala visita a Borges una tarde. Hablan de la leyenda del Golem, de Juda León, y luego se detienen en Schopenhauer, en Kant y en Pico della Mirandola. Uno de los jóvenes, asombrado ante los conocimientos de Borges exclama: "!Qué maravilla, maestro, cuánto sabe usted de filosofía!", "No crea", responde Borges, "Sobre filosofía sé solamente lo que han sabido los hombres durante todas las épocas: nada, absolutamente nada".

" Posición ética "

Hacia 1940 Borges integraba la comisión directiva de la Sociedad de Escritores. En una reunión, el poeta Vicente Barbieri clama ante sus compañeros: "Señores, debemos hacer algo por los jóvenes que se inician en el camino de las letras". Borges levanta la cabeza y con dos palabras aconseja el procedimiento a seguir: " Si!, disuadirlos".

" El arte de la calumnia "

En un diálogo que hacemos en la ciudad de Santa Fe, una señora le dice a Borges emocionada: "Señor Borges, usted es un genio". Y Borges le contesta: "Pero no, no crea eso. Son calumnias, señora".

Me despido con la garantía de que esta columna continuará la próxima semana con el favor de su atención, en el sentido homenaje al titán de las letras universales: Don Jorge Luis Borges.

Hasta siempre, buen fin.

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