"¿Se puede hacer algo en un mundo en el que contamos con grabaciones, con sonidos e imágenes, con máquinas calculadoras más fiables que nunca, y todo ello se refuta con desfachatez? ¿Estamos adormilados, hipnotizados o simplemente idiotizados para creer más a los distorsionadores que a nuestros ojos y oídos, y aún que a la aritmética?" […] " Si es así, rindámonos".
Javier Marías
Con singular alegría confieso que una de las cosas de la vida que más disfruto, sin duda, es leer, pero realmente aplicarme a la lectura en ciertos momentos, espacios y lugares.
Cuando llegué a trabajar a la hoy CDMX a principios de este siglo, como director general de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo de la República Mexicana (CONCANACO), mi día iniciaba felizmente cuando me tocaban la puerta de la habitación a las 5:00 a. m. para indicarme que todos los periódicos posibles estaban ahí, a mi alcance.
Ávido me prestaba a informarme, a aprender. De alguna forma tengo un rito con cierto orden: El Universal, La Jornada, Reforma, Milenio, El Financiero, Excélsior, El Economista… no eran los tiempos −como ahora− que todo nos llega al celular, ¡ah, cómo extraño el papel y su inolvidable aroma!
En mi caso, hoy inicio desde antes de la hora señalada líneas arriba, pero termino de leer con mayor antelación, antes me tomaba mínimo 3 horas. "¿Deveras los lees a todos?" Me gritó un día sorprendido, en el año 2005, mi añorado maestro Don Julio Scherer García, a lo que solo atiné a contestar "Julio, querido, hasta a ti te leo", respondiendo como solo él podía hacerlo: "Qué desperdicio de tiempo".
Sin embargo, esa felicidad por tomar los periódicos y poderlos hojear cuando tengo la fortuna de hacerlo en Madrid es incomparable, donde también tengo una rutina muy especial. Invariablemente me acerco al kiosco central de la Puerta del Sol y adquiero el mayor número de medios; El País, por supuesto en primer lugar, El Mundo, El ABC, Vanguardia y un largo etcétera de periódicos y revistas, especialmente las últimas dos que quedan sobre temas taurinos, que son semanales.
Esa monumental alegría se ha acrecentado los últimos 26 meses (Feliz aniversario, mi vida, no olvides ponerte los aretes nuevos) gracias a mi idolatrada esposa Gemy, por su amor, por su presencia. Por lo regular salimos juntos a primera hora de la mañana del piso de los generosos amigos, que infinitamente espléndidos como son, nos hacen el favor de prestarnos. Ella se apresta a su caminata matinal y el que teclea, se sienta a esperarla gozoso con la bolsa llena de medios en el Hotel Palace para desayunar, qué maravilla de mañanas, cuánta algarabía recitaría el inmortal y entrañable Alberto Cortez.
Ahora bien, hace cerca de una década que deliciosamente descubrí la columna, la pluma desbordada de genialidad de Don Javier Marías Franco (Madrid, 1951-2022) que se publicaba semanalmente en El País, lectura obligada para cualquier español que se preste de serlo, y particularmente para un mexicano que pretenda conocer el gigantesco sentido común de uno de los grandes de la literatura española, europea, universal.
Esta semana recién terminé de leer su libro publicado con el título de Cuando los tontos mandan, que en su tierna generosidad me obsequió mi editor y compadre, el maestro, dramaturgo, filósofo y ahora productor y director de cine (Eternas felicidades por tu ópera prima, hijo) Hugo Alfredo Hinojosa. Como subtítulo de la obra en comento lleva una leyenda adicional en esta nueva edición con el sugerente nombre de El mejor homenaje es leerlo y francamente así resulta sin la menor duda.
Antes de finalizar, porque para variar ya me alargué y continuaremos la próxima semana, con el favor de su atención, queridas amigas, apreciados amigos, distinguidos lectores, termino esta entrega con las letras de varios de los más importantes escritores del mundo que admiraron ampliamente las estelas letradas del ya inmortal Don Javier Marías. Mircea Cărtărescu: "Marías representa a las letras hispanas en el mundo por su prosa de fuerza expresiva"; Arturo Pérez Reverte: “Que Javier Marías haya muerto sin el Premio Nobel, le quita mucha categoría al Premio Nobel"; Roberto Bolaño: "De lejos es el mejor prosista español actual"; Salman Rushdie: "Un gran escritor”.
Continuará…
Hasta siempre, buen fin.