Recuerdo con una gran ilusión y profunda emoción el primero de agosto del 2018, cuando solicité autorización para trabajar con el equipo que elaboraría el proyecto del Tren Transístmico, porque felizmente se me concedió. Como he señalado en infinidad de ocasiones y, apuntado en un par de columnas, cuando se me menciona como experto en algo, regularmente en temas que me apasionan como: migración y turismo, inmediatamente aclaro que no soy experto en nada. Que sólo se hacer dos cosas muy bien en la vida… niños (tengo tres estupendos varones profesionistas, un arquitecto, un humanista y un médico) y muebles (mi amado padre es el decano de los fabricantes de artículos de madera en Tijuana y trabajé con él orgullosamente durante 15 años, de los 13 a los 28, aprendiendo el oficio desde mi adolescencia).

“¿Por qué el ojo ve una cosa más claramente en los sueños que la imaginación cuando está despierto?”.

Leonardo da Vinci

Así que cuando se me preguntó si era experto en trenes, y por esto quería participar, mi respuesta fue la apuntada arriba. Pero mi deseo de participación en el proyecto radicaba en que conocía el planteamiento original de principios del siglo XX, donde se vislumbraron las primeras posibilidades. Además, sólo agregué que la viabilidad era muy alta si se involucraba a todos los actores adecuados, tanto del sector público como privado, que de eso algo sé y conozco realmente. Una vez manos a la obra, lo primero que hicimos fue identificar claramente a las visibles cabezas de ambos lados, particularmente las representativas de la iniciativa privada, así como las del sector gubernamental, donde encontramos una excelente disposición, apertura, capacidad, conocimiento y, sobre todo, un extraordinario ambiente ejecutivo. En menos de 45 días, el día 6 de septiembre del mismo año para ser exactos, después de arduas sesiones de trabajo en mesas con los expertos más ilustrados de cada lado, se logró concluir el proyecto inicial de ejecución, terminando nuestra participación personal honoraria, donde sólo agregaré que, desde ese día y hasta la fecha, he seguido los avances con una enorme satisfacción a través de la información oficial publicada.

No es necesario que señale los nombres de cada uno de los participantes, son por demás evidentes, sin embargo, con esta sexta y última entrega, sobre el tema donde he reiterado y reafirmó plenamente mi aprecio y convicción por ambos proyectos: el Tren Maya y el Transístmico, observo con una monumental admiración que el logro y los maravillosos resultados, tienen dos nombres con dos apellidos y es gracias a su esfuerzo y tesón que, los dos trenes ,serán una realidad muy pronto para orgullo y beneficio de nuestro país y su gobierno.

El Presidente de todas las y los mexicanos, el Señor licenciado Andrés Manuel López Obrador, es un hombre, un ser humano, que pregona con el ejemplo. Que trabaja todos los días, destacando los fines de semana donde visita las obras en mención, para personalmente supervisar los avances, por lo que estoy plenamente satisfecho y agradecido por tener un líder como él, en nuestra bella y bendita nación. Esta serie de artículos no tienen una intención de defensa, francamente resulta innecesario, sólo son apuntes que subscribo en plena libertad del ejercicio de la expresión personal, basada en conocimientos y acercamientos que están a la vista y a la mano de quien quiera conocerlos y enterarse de lo que se está construyendo para bien de nuestro país. Esto gracias a un nuevo gobierno que sentó las bases para un futuro mejor para nuestros connacionales. Pero especialmente para quienes más lo necesitan en aras de alcanzar la justicia para todos.

Para concluir agradezco infinitamente la oportunidad de coincidir con el buen criterio de la mayoría de mis paisanos, respetándose absolutamente las voces de quienes deseen expresar su disentir con nuestros pensamientos, porque esto es de los mayores nutrientes, para los que amamos a México. Quienes trabajamos diariamente y de forma honrada lo hacemos en principio por nuestros hijos y, por supuesto por esta nación pues es la que tenemos como pilar de nuestra cultura, tradición y existencia.

Hasta siempre, buen fin

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