Es curioso como los tiempos cambian, gobiernos surgen, se van y por encima de todo la migración perdura y seguirá… es la acción innegable del espíritu, la necesidad infranqueable de los necesitados. Los ilustrados y sabios maestros que tuve en el tema migratorio, me enseñaron hace más de un cuarto de siglo, cuando me inculcaron e involucraron en el fenómeno, una expresión que dice sencillamente: “No son ellos los migrantes, migrantes somos todos”. Durante las últimas semanas, para continuar esta serie de artículos sobre mi criterio al respecto de los trenes, busqué toda la información posible respecto al tema, además teniendo y leyendo una serie de artículos a mi alcance sobre el extraordinario y heroico esfuerzo que realizan constante y puntualmente “nuestras” fuerzas armadas y entrecomillo de manera muy puntual, porque realmente no son “ellos” los militares, como se dice con rechazo sino que son clara y orgullosamente “nuestros” militares.
La Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), encabezada por el Señor General de División, Diplomado del Estado Mayor, Don Luis Crescencio Sandoval González y, por otra parte, el Señor Almirante Don José Rafael Ojeda Durán, titular de la Secretaría de Marina, lideran la marcha y el magnífico trabajo de miles de mexicanas y mexicanos incansables que demuestran día con día su compromiso incuestionable con nuestra nación y las tareas que de ellos dependen para brindarnos seguridad, cuidado y atención, sobre todo, nos mantienen seguros de las posibles amenazas que pudieran suscitarse desde el exterior. Lo que destacaré enfáticamente en seguida, es algo que hago con el mayor de los respetos e igualmente con el cariz más triste, por tener que compartir nuestra bendita tierra con algunos pocos connacionales con un criterio mermado de “intelligentsia”, y que tristemente piensan sin la menor razón, más con miopía de visión clasista a muy corto plazo, que el poder se le está entregando al ejército de las y los mexicanos. Cuando, lo único que está sucediendo es que están trabajando de forma magistralmente esforzada, responsable y leal, como fueron formados y educados por nuestro México, justo como todos los que amamos a nuestro país deberíamos hacerlo siguiendo su valiente y monumental ejemplo.
Me siento tan orgulloso de nuestras fuerzas armadas que hoy utilizan brillante e inteligentemente su capacidad, gracias a la visión del máximo titular del Poder Ejecutivo, el Señor licenciado Andrés Manuel López Obrador, que ha sabido guiarlos y guiarnos hacia una responsabilidad que no podrá ser afectada bajo ninguna óptica política futura, porque todas sus acciones y obras quedarán bajo el celoso e histórico resguardo del pueblo mismo que es el ejército en su representación. Afortunadamente esto será garantizado porque los cambios estarán a salvo de cualquier expresión de cancelar el pasado donde no participaron los venideros políticos, una práctica común que desafortunadamente existe a lo largo de los siglos de la historia. Ejemplos graves de una discontinuidad político que hunde el progreso mismo de la nación. Trataré de ser más claro, las distintas obras magnas del presente gobierno federal como: el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, el Tren Maya y Transístmico, además de otros proyectos con menos reflectores, están y estarán operados, organizados y sobre todo salvaguardados por NUESTRAS fuerzas armadas. Así pues, quedarán blindadas a posteridad sobre cualquier deseo de afectación futura.
Procuraré concluir esta serie de entregas en la siguiente y última columna donde simplemente les compartiré mi ilusionada esperanza, particularmente sobre el Transístmico. Será un proyecto medular para el país y sé que quienes amamos a nuestro México así lo creemos y, como diría mi idolatrado Frank Sinatra: “The Best it yet to come.”
Continuará……
Hasta siempre, bien fin