“Si falta la diplomacia, recurrid a la mujer”.

CARLO GOLDONI -

Hace algunos días, en su imperdible columna semanal de los jueves en MILENIO, Don Agustín Gutiérrez Canet, nos obsequió - para variar - una verdadera perla periodística, a propósito de la muerte del Doctor Henry Kissinger con cien años de vida tan controversial como inverosímil, por incomparable, ahí el gallardo Diplomático detalla un encuentro muy especial que tuvo lugar en Acapulco al que asistió como periodista para dialogar con el Famoso Secretario de Estado Norteamericano, la realidad es que la colaboración lo retrata de cuerpo entero, por su integridad personal a prueba de todo lenguaje, acción o contraposición, valiente como pocos, honesto como el que más, así es el Embajador retirado, pero no periodista en retiro. Invariablemente he pensado y más sentido que para ser un buen funcionario del servicio exterior mexicano, además de estudiar y graduarse con honores en el tradicional e histórico Instituto Matías Romero, una Embajadora, Embajador o Cónsul, debe tener otra carrera evidentemente y si esta es el Periodismo, con mayúsculas, pues es mucho mejor, sin la menor duda, como es el excelso caso de Don Agustín, profesión que ejerce con gran pulcritud y mayor objetividad. En mi entrega anterior les narraba varios de los encuentros afortunados que he tenido a lo largo de los últimos 5 años con él, desde aquel lejano septiembre del año 2018 cuando nos recibió en Roma en la residencia oficial de México ante la FAO, donde su apreciada esposa, la Señora Embajadora doña Martha Barcena Coqui, llevaba la representación de nuestro País, ante la institución de las Naciones Unidas. En nuestro

primer acercamiento no tenía la menor idea de su desempeño profesional, fuera del accesible a través de la información detallada que se da conocer en el medio donde publica, señalando líneas arriba, ahí se explica su ilustre carrera como Embajador en Rumanía, Finlandia concurrente con Estonia, además de Irlanda, igualmente se destaca como Cónsul General en Hong Kong y Macao, por supuesto Ministro y Jefe de Cancillería en España, particularmente su larga trayectoria en la Secretaría de Relaciones Exteriores incluida la Presidencia de la Republica donde fue Coordinador de información Internacional a principios de siglo, todo ello sumado a su basta como rica formación e instrucción como titular del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad IBEROAMÉRICANA desde finales del siglo anterior. Ahí perfeccionó su magistral perfil, preparándose para una carrera realmente incomparable y todo esto sin perder, el humor fino y elegante que siempre lo engalana con la irresistible - para su mujer - sonrisa que invariablemente lo acompaña. Nunca imaginé cuando estreche su mano por primera vez, que más que un extraordinario Embajador mexicano, que francamente lo es, iba encontrar a un entrañable amigo y sobre todo un genial periodista, como pocos, y miren que he tenido el monumental honor de conocer, reconocer y tratar a los mejores de los últimos 50 años, cualquier persona que me conozca, sabe de mi enorme debilidad por el periodismo y quienes lo ejercen de forma honesta, clara y transparente. Cuando con los meses empezamos a intercambiar confidencias sobre quienes escriben y publican en los medios nacionales, mi sorpresa fue mayúscula al enterarme que trabajó para mí idolatrado Don Julio Scherer García a principios de los setenta y que incluso fue corresponsal de Excelsior en Washington DC, en la capital de los Estados Unidos de Norteamerica, siguiendo al ”Mirlo Blanco” hasta la fundación a las puertas de PROCESO, en el recordado noviembre del año 1976. Vaya milagroso privilegio, le dije de frente e inclinando la frente ante su legado profesional sellado de tales personajes con esa mística generación de escritores y periodistas. Su linaje es igualmente abundante en conocimientos, la sencillez de su narrativa está llena de anécdotas,

particularmente sus conocimientos de la historia nacional y universal, son enciclopédicos, nos lleva a sus lectores, a pasajes del pasado describiendo lugares y hazañas de héroes ya legendarios, pero actualizados por su bella prosa, desbordada de actualidad e imaginación fantástica. Estas sencillas letras, implican un sentido homenaje a un mexicano de excepción que ha llevado en todo lo alto el nombre de nuestra gran Patria, resaltando con su ejemplo recio, lecciones para las futuras generaciones que aspiren a representarnos ante el concierto de las naciones tan virilmente como lo ha hecho a lo largo de los últimos 40 años Don Agustín Gutiérrez Canet, a quien le deseamos una larga y fructífera vida plena, brindado efusivamente por ello. Salud, salud y salud!.

Hasta siempre, buen fin.

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