“De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo... Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria”.
JORGE LUIS BORGES
La idea se sembró en mi cabeza, en mi mente, pero especialmente en mi corazón. Era el 4 de noviembre de 2023, Día de San Carlos, estaba en Washington, D. C., guiado de la mano de mi amada esposa GEMY para tomar un diplomado sobre elecciones presidenciales en la prestigiosa Universidad George Washington.
Cuando llegué con el tema para consultarlo con mi editor, solo acerté a comentarle que iba a iniciar una serie sobre embajadoras y embajadores, que quizá −insistiendo en un amplio, sonoro e interrogativo ¿¡quizá!?− nos daría la posibilidad de producir un nuevo libro hacia finales de 2024, precisé con más ilusión que seguridad.
Me di a la tarea de empezar a trabajar en la oportunidad esa misma semana. Coincidentemente, se apuntaron en la agenda una serie de reuniones con distintas y distintos diplomáticos, más por casualidad que por causalidad. Aquí estamos, trescientos sesenta y tantos días después, y trataré de narrarles a continuación lo que sucedió a lo largo de este último año, queridas amigas, apreciados amigos, distinguidos lectores.
En la entrega anterior les compartía los distintos sentimientos generados al recibir los primeros ejemplares de nuestro nuevo libro titulado Narrar nuestro tiempo. Diplomacia, literatura y periodismo, encabezado que salió de la bien amueblada cabeza −como dicen los españoles− de mi editor y compadre, el maestro Hugo Alfredo Hinojosa, al percatarse de la mezcla que había publicado a lo largo del año sobre el tema citado líneas arriba, las embajadoras y embajadores que pretendía, pretendo y pretenderé invariablemente honrar y homenajear.
La indescriptible sensación de toparnos con algo tan sencillo, obvio y evidente solo nos llenó de felicidad al darnos cuenta de que, con algunos ajustes y otras publicaciones más, estaríamos cerca de tener el libro como lo soñamos antes de concluir este incandescente año. La clave resultó muy sensible, sencilla e imperdible, me explicó en seguida. Al realizar la primera edición, dividir los capítulos, hacer las compaginaciones, poner en contexto, actualizar varias publicaciones de los últimos tres lustros.
Al llegar al primer borrador observamos plenamente contentos la coincidencia, la majestuosa armonía de tantas personalidades que se agrupan en un real cuadro del máximo nivel en multicolores trayectorias que resultan ejemplares para la humanidad, lo describo más adelante porque con el contenido impreso de la obra se agrupan de forma homérica, me atrevería a señalar.
Tratamos de dividirlos en varios ensayos, pero en un grado mayor los cruces e intercambios entre los distintos campos de acción, nos llevaron a estas expectativas de erudición donde la multiplicidad de las y los homenajeados han sido excepcionales en varias de las disciplinas enunciadas en el título del libro. Les dejo algunos casos de excepción que recién divido para esta entrega, que me saltan a la vista una vez publicado el ejemplar. Espero, ilusionado, que compartan mi criterio, si son tan amables, por favor.
Esta conformación la dividiremos en 5 capítulos, con el ánimo de enfatizar a varios de los personajes; damas y varones que caben en distintos grupos, los subtítulos son: Los genios (15), Los periodistas (25), Los políticos (10), Los diplomáticos (25) y La miscelánea (20).
Antes de concluir esta entrega, que para variar ya se alargó y que evidentemente continuará las próximas semanas, finalizaré ejemplificando con cuatro inmortales que, desde mi punto de vista, abarcan todas las especialidades especificadas en nuestro aspiración literaria, que vienen ampliamente documentados en el libro con las iniciales: don John Fitzgerald Kennedy, don Winston Leonard Spencer Churchill, don Jorge Luis Borges y don Carlos Fuentes Macías, autores, escritores, políticos y particularmente diplomáticos en todos los sentidos, ¿no creen que bien merecen estar en el cuadro de Los genios? Abundaremos en ellos en la próxima entrega.
Hasta siempre, buen fin.
