A Don Daniel Chávez Moran, mi Máximo Mentor, por sus enseñanzas permanentes y su luminoso legado.
El epígrafe que engalana la presente entrega, destaca de forma fosforescente en la dedicatoria de nuestra nueva obra literaria titulada: "Narrar nuestro tiempo. Diplomacia, Literatura, Periodismo". Hace exactamente un año en diciembre del 2023 iniciamos esta travesía, con el objetivo claramente prístino de origen, sin embargo, envuelto en las miles de incertidumbres que se gestan en el trayecto para la construcción y la eventual posibilidad sobre la conclusión de un libro. Esta semana, realmente emocionados hasta las lágrimas, recibimos los primeros ejemplares para simplemente resaltar que esta clase de ejercicios, nos permite señalar que los sentimientos acumulados resultan francamente indescriptibles, por el agolpamiento de sensaciones que calan hasta lo más profundo del corazón, el pensamiento y el alma, por los distintos alcances e infinidad de benditos recuerdos, sin la menor duda. En Narrar nuestro tiempo, buscamos desde un inicio identificar a los principales diplomáticos con los que hemos tenido el privilegio de interactuar a lo largo del último medio siglo, con algunos y algunas personalmente y en múltiple variedad de casos - por obvias razones de tiempo, circunstancia y espacio - a través del estudio, análisis e instigación exhaustiva de sus ilustres vidas y particularmente de sus distintas increíbles trayectorias. Cerca de un centenar de personalidades, entidades, ceremonias, lugares, universos y acontecimientos, dibujan las más de 350 páginas de este singular esfuerzo, que nos nutrió y enriqueció con bellas prosas, anécdotas, pasajes, descripciones mágicas y místicas, que por cierto y sobre todo nos marcó para la posteridad, por las ejemplares acciones de los distintos personajes; mujeres-damas y varones-hombres de bien, que hacen el bien, que hicieron historia y que en infinidad de casos, la siguen haciendo, aún con su desaparición terrenal. Con un espléndido prólogo del politólogo, escritor, catedrático de una larga actividad curricular, el querido Doctor Jorge G. Castañeda, quien encabezó como Titular La Secretaría de Relaciones Exteriores de la Republica Mexicana durante los años del 2000 al 2003. Polemista magistral (Como mi adorado Papá), autor genial, pero sobre todo un gran mexicano y mejor amigo, con su texto nos lleva por los intrincados caminos de la diplomacia y nos muestra las comuniones posibles entre diversos mundos a través de sus fronteras, con reglas aplicadas con gallardía y destreza en su ejecución, esencialmente con valor. Contamos igualmente con un impecable texto de introducción del maestro Alejandro Celorio Alcántara, hasta hace algunos días titular de la Consejería Jurídica de la Cancillería, donde de forma por demás valiente, literalmente brilló en los tribunales norteamericanos en la defensa de los intereses de México, enfatizando sus grandes logros en el marco para el control de armas en la unión americana. Miembro del Servicio Exterior Mexicano desde el 2006 con rango de Consejero, de forma por demás cariñosa en sus letras nos acerca a los encuentros con su señor Padre, con el que compartimos nuestra pasión por varios autores descritos en nuestro libro. Con un incansable e incandescente trabajo de mis editores profundamente apreciados, el compadre filósofo y dramaturgo (entre otras lindezas) maestro Hugo A. Hinojosa y el maestro Antonio Ramos Revillas, director de Editorial Universitaria de La Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) nuestra editorial, para el que teclea la mejor institución educativa del norte de México. Para concluir esta primera parte que evidentemente seguirá en las próximas semanas, finalizo con un avance del maravilloso escrito que bellamente enfatiza la cuarta de forros del libro que en su infinita generosidad nos obsequió la gran periodista mexicana Ana María Lomelí....
"Todo mundo merece una biografía, afirmaba el escritor armenio-estadounidense William Saroyan; para mí es imposible no coincidir con él, pues he tenido la fortuna de entrevistar a cientos de personas como parte de mi ejercicio periodístico y a veces quienes más merecen una biografía son aquellas personas que cruzamos sin voltear a verlas dos veces; sin embargo, en este trabajo de perfilar personalidades, don Carlos Mora Álvarez es un maestro".
Cierro con mi eterno agradecimiento a mi esposa GEMY, mi musa permanente, mi máxima inspiración, como bien destaca la solapa de: "Narrar nuestro tiempo. Diplomacia, Literatura. Periodismo".
Continuará.
Hasta Siempre, Buen Fin.