La primera vez que traté de explicarle al doctor Jorge Bustamante Fernández , Fundador del Colegio de la Frontera Norte , la iniciativa y el concepto de “Migralidad”, me interrumpió de forma respetuosa y estentórea. Con una puntual y clara interrogante: ¿qué significa Migralidad? Al instante, hoy inolvidable, me hizo el comentario tajante y amable: “Obviamente sabes que la palabra es inexistente. ¿De dónde la sacaste? ¿Por qué y para qué?”. “Esa es la clave, la litis, el espíritu de la iniciativa, que se explique por sí sola”, le respondí, tratando de atraer su atención, más que su curiosidad.
“Pero explícame de dónde la obtuviste, por favor”, casi me gritó un poco desesperado. Callé un segundo y contesté acerca del origen de la idea, se los comparto ahora. En mi columna previa, resaltaba la necesidad de un nuevo marco normativo, urgente y necesario en materia migratoria. Porque es evidente que el actual está rebasado, olvidando el reparto de culpas necesarias compartidas entre países, gobiernos y división de poderes, nos ha rebasado a todos y todas, y recalco el todos.
Hago un paréntesis cuasi cinemático antes de narrar la anécdota. Aprovecho para decirles que luego regresaré a contar los encuentros que tuve con mis principales mentores en materia migratoria como: José Ángel Pescador, Jorge Bustamante, los Sacerdotes Salesianos y Scalabrinianos, las Monjas del Instituto Madre Assunta, incluidos Andrew Seele, Carlos Sada, Humberto Roque, Rodulfo Figueroa (padre e hijo), Tonatiuh Guillen, Alejandro Solalinde, Luis Ernesto Derbez, Pedro Ochoa, Jorge Castañeda, Alejandro Encinas, entre otros, por citar tan sólo a los más inteligentes, trabajadores y decentes.
Desde el inicio del 2022 , me voy a comprometer a buscar a todos y todas los responsables directos en la materia que nos ocupa en ambos lados de la frontera. Al instante que escribo esto, exactamente el 13 de diciembre, leo con atención que el gobierno estadounidense, a través de la señora Vicepresidenta Doña Kamala Harris , ha hecho el anuncio más importante de las últimas décadas respecto a la ardua tarea de dar una solución definitiva al fenómeno migratorio, que consta de brindar un apoyo económico de 1200 millones de dólares a la región Centroamérica . Sin embargo, me atrevo a decirlo, no alcanzará mayormente, no se logrará la “tasa cero”. No se eliminará el problema migratorio, por demás humano. Esto lo aprendí bien del doctor Tonatiuh Guillen López, ex comisionado del Instituto Nacional de Migración de la 4T . Con esto cierro el paréntesis, y retomo la anécdota inicial.
La iniciativa de “Migralidad”, que presentamos ante el Congreso de la Unión en septiembre del 2015, en el seno de la Comisión de Migración, y que abrazaron de forma unánime los 30 integrantes al aprobar el dictamen de forma inmediata; que dicho sea de paso se apresuraron los tiempos para presentarla ante el pleno y buscar su aprobación, superó mis expectativas. Para los fines de esta anécdota, les recuerdo que el entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, ahora Senador, Miguel Ángel Mancera , por demás inteligente y suspicaz se inventó el impuesto sobre “Capitalidad”.
Con lo que solicitó recursos adicionales a su presupuesto anual por la cantidad de cinco mil millones de pesos. Con el cuestionable pretexto de que aquellos que no tenemos la fortuna de vivir en la capital del país, generamos un desgaste y una afectación a la original Tenochtitlán con nuestras visitas y, por tanto, necesita ser recompensada la capital mexicana; tanto por el menoscabo de sus instalaciones, calles, edificios, tránsito vehicular, medio ambiente, parques, jardines, banquetas y un largo etcétera. Lo anterior, claro está, sin considerar la derrama económica que generan los “no citadinos”, al acudir para atender compromisos con los poderes de la unión, llámese judicial, legislativo o ejecutivo, por lo que tenía que ser recompensado. Sin mencionar además al turismo. Así, el Jefe de Gobierno, con esta friolera logró miles de millones para la ciudad, con una justificación sacada de la manga.
Ahora bien, esa visión tan “citadina” nos iluminó, y comenzamos a idear las bases de la justificación de un proyecto de apoyo económico a la inversa. Esto es: que cada estado de la federación, que acoja a migrantes deportados o repatriados, reciba los recursos económicos suficientes para tener la posibilidad de atender e integrar socialmente a los miles de migrantes como se merecen. No obstante, al revisar los números encontramos que no era tan sencillo el asunto, sobre todo para que cualquier legisladora o legislador pudiera entender la propuesta en su simplicidad, necesidad y emergencia.
En promedio, México recibe anualmente por repatriación a 300 mil paisanos, divididos, números más, números menos, de forma práctica. 100 mil paisanos regresan al país por el estado de Baja California; 100 mil por el estado de Tamaulipas; el resto por una o dos entidades del norte, además de la Ciudad de México. Vale la pena resaltar que esto fue así hasta el sorprendente y sin análisis suficiente del programa “Quédate en México”, ya que debido a esto hoy recibimos a hermanas y hermanos migrantes del resto del mundo, sin un orden específico. Estados Unidos expulsa a los migrantes por la frontera que a ellos les conviene, para atenderlos cuando consideren pertinente dejando la responsabilidad de la atención a nuestro país.
Así, cuando algún puntiagudo analítico secretario técnico de las comisiones correspondientes a las que asistimos, de esos que sobran, me preguntó: “¿Cuánto cuesta tu iniciativa? ¿Cuánto quieres? ¿Cuánto necesitas?”. Mis compañeros y yo contestamos de una forma puntual y sencilla, tan fácil como para que cualquiera lo entendiera: “que les parece la cantidad de 3 mil millones de pesos anuales. Corresponderían unos cien pesos a cada migrante repatriado anualmente. ¿Cómo la ven?”. Nadie se atrevió a rebatirlo o discutirlo. Incluso los funcionarios de la Secretaría de Hacienda en manos de José Antonio Meade lo vieron con buenos ojos, hasta que llegaron los recortes totales con presupuestos en “tasa cero”, iniciando por los temas migratorios y no hubo nada más para nadie. Porque el presupuesto se “destinaría” para las “grandes reformas” de la administración peñista, así de simple.
El tema sigue vigente y la propuesta inicial del fondo de “Migralidad” se encuentra más viva que nunca. Incluso se requiere de una serie de ajustes para tener una mayor oportunidad de atender el fenómeno migratorio en la zona sur del país, de una forma más humanista. Quienes estamos interesados y formamos parte activa de la discusión de los asuntos migratorios que afectan a México, debemos trabajar para sensibilizar al Poder Legislativo, porque es la instancia que tiene la posibilidad de generar soluciones, a través de propuestas con una visión de estado, como las que soñamos millones de mexicanos. Cambios que iniciaron con la presente administración encabezada eficientemente por el señor presidente de la república.
Concluyo con las mágicas palabras de Don Nelson Mandela : “todo parece ser imposible hasta que logramos hacerlo”.
Continuará.
Hasta siempre, buen fin.
Añoranzas:
Que la paz, la armonía, el amor, la salud y la prosperidad se desborde sobre todos los seres que aman en este naciente 2022, amigas queridas, apreciados amigos. Que el Creador del universo los colme de bendiciones permanentes, es mi mayor deseo para este año. Abrazo solidario.