¨Me ha correspondido un honor inmerecido, un privilegio que, por ser de tan gran magnitud, no tiene cabida en mi corazón; privilegio que será el legado más honroso que dejaré a mis hijos: ser la primera mujer en la Historia de México, que dirija su emocionada voz al país, con el carácter honroso, magnífico, de Diputada Federal al Congreso de la Unión”.
Doña Martha Aurora Jiménez de Palacios.
Toma de Protesta 7 de septiembre de 1954
Queridas Amigas, Apreciados Amigos, Admirados Lectores, Distinguidos Paisanos; la presente columna que están haciéndome el honroso favor de leer, será la última de este año 2023 sobre las deliciosas, anecdóticas e increíbles historias, leyendas y crónicas de la tierra que me vio nacer en 1962, donde vio la primera luz mi Santa Madre en 1942 y se fundó como Entidad Federativa, Baja California en 1952, me encanta la Trinidad. En las dos previas entregas nos hemos concentrado en una serie de maravillosas mujeres que sembraron con su amor por nuestra patria chica varias generaciones de esfuerzo, trabajo y liderazgo en las distintas instituciones que encabezaron, todas ellas, damas extraordinarias que ya forman parte de la etapa fundacional de nuestro Estado. Hoy que inicia el mes de diciembre, mes de celebraciones permanentes, de espiritualidad, paz y particularmente generosidad con armonía, cerraremos este ciclo platicando de una Señora muy especial, admirada por todas y todos, realmente un ejemplo para las siguientes generaciones, que aún la recuerdan con elogiosas palabras, mucho le debe nuestra tierra, por supuesto me refiero a Doña Aurora
Jiménez de Palacios. La primera mujer en rendir protesta ante el Congreso de la Unión en el año de 1954, arribó a este mundo en Tecuala, Nayarit el 9 de diciembre de 1925, llegando al fosforescente Mexicali en 1947 en compañía de su Marido, que al igual que ella era abogado, carrera que estudió en La Universidad de Guadalajara, Jalisco, gracias a una beca obtenida por su capacidad y entrega, apoyo que le otorgó el Gobierno del General Lázaro Cárdenas del Río. En 1956 fue electa como Síndico Procuradora de la capital estatal, tristemente no concluyó el cargo, porque lamentablemente el 15 de abril del año 56’ perdió la vida en un trágico accidente aéreo.
En el onomástico número 70 del inicio del voto femenino, es de justicia reconocer a la primera en ganar un lugar en San Lázaro, abriendo una extraordinaria ruta, que seguramente la hace sonreír desde la eternidad, al bendecir la igualdad que se ha gestado hacia su género, por la lucha que ella encabezó desde la primera mitad del siglo pasado. Esta semana leía las crónicas en medio de las distintas expresiones por la celebración del aniversario, una particularmente llamó poderosamente mi atención, escrita por don Enrique Galván Ochoa, en su leída columna del entrañable periódico La Jornada, diario fundado por el inolvidable maestro forjador de la izquierda Don Carlos Payán que actualmente magistralmente dirige Doña Carmen Lira, ahí el viejo y sabio periodista, rindió un sentido homenaje a la primera mujer electa como Diputada Federal, de suyo Don Enrique alguna vez dirigió EL Mexicano, a principios de los años setentas, hay quien asegura que lo llevó a la prosperidad que aún tiene y mantiene, en las afortunadas manos de mi apreciado Amigo Eligio Valencia López, que bien heredó de su querido Padre Don Eligio Valencia Roque. Por cierto el tema sobre los periodistas y especialmente sobre el periodismo ejercido en nuestro amado pedacito de patria, es con el que iniciaremos el próximo año, con nuestras siguientes entregas sobre LAS HISTORIAS DE BAJA CALIFORNIA.
Me despido agradeciendo el afecto de su generosa atención, deseando que tengan unas bellas celebraciones durante todo este hermoso mes, que la paz y bienestar los acompañe.
Hasta siempre, buen fin.