El artículo de esta semana de César Astudillo (El Universal, La UNAM: nuestra casa. Participemos) y uno anterior expone con claridad el proceso incluyente y participativo de selección del rector de la UNAM y la centralidad de la Junta de Gobierno en el nombramiento, que está integrada por distinguidos académicos universitarios, quienes hacen consultas a la comunidad, entrevistan a los aspirantes y revisan los programas de trabajo, previamente difundidos en los medios de comunicación internos y abiertos para informar a la opinión universitaria y pública.

Desde 1943, el gobierno no interviene en el nombramiento en su calidad de organismo descentralizado del Estado o corporación pública que goza autonomía derivada directamente de la Constitución para gobernarse a sí misma y realizar sus fines de educar, investigar y difundir, así como determinar sus planes y programas; fijar los términos de ingreso, promoción y permanencia de su personal académico y administrar su patrimonio.

No forma parte de la administración pública federal, no es un organismo descentralizado subordinado del Ejecutivo. En el nuevo Derecho Administrativo, Valls-Matute, lo hemos categorizado como una entidad semi-gubernamental como las Empresas Productivas del Estado y las asociaciones civiles apoyadas presupuestalmente como El Colegio de México o El Colegio Nacional.

La UNAM es y ha sido la máxima casa de estudios en México con un liderazgo irrebatible y modelo de la educación pública superior en el país. Muchas instituciones nacionales o regionales reproducen su estatuto jurídico en el que los bienes más apreciados son la autonomía frente al poder y el respeto a la diversidad ideológica interna.

En este contexto institucional, los columnistas políticos dan cuenta de presiones del gobierno de la 4T para participar en el proceso, a través de uno de sus más conspicuos personajes, John Ackerman, quien se rumora será el Secretario General en el supuesto de una reelección del Rector Enrique Graue. Todo esto, que puede rayar en la fantasía por el blindaje que la Junta de Gobierno en la trayectoria y calidad académica de sus integrantes, es un elemento que no debe desestimarse para evitar que se manche el nombramiento.

Lo cierto es que los cuatro aspirantes tienen méritos suficientes para ocupar el cargo y coordinar desde la rectoría los destinos de la UNAM. El actual Rector ha demostrado su valía, pero tiene una fuerte competencia desde la institucionalidad (Angélica Cuéllar y Pedro Salazar) y la postura independiente (Daniel Velázquez).

Tres de ellos, Graue, Cuéllar y Salazar, son garantía de buen gobierno universitario. Lo han ejercido con prudencia, apertura y eficacia. La UNAM gana con el proceso de selección.

Sin embargo, es destacable la candidatura de Angélica Cuéllar por dos razones que la distinguen de sus contendientes.

La primera es que es una representante de una generación de investigadoras en ciencias sociales, como María del Carmen Pardo y Soledad Loaeza, que han dirigido centros de investigación de alto perfil con éxito. Mérito puro, no apoyadas por una política de cuotas. Pioneras que han abierto camino en condiciones adversas. Su propuesta de política de género, es congruente con su trayectoria y las condiciones actuales que exigen la institucionalización de esos esfuerzos personales, es decir, igualdad de oportunidades reales para hombres y mujeres.

La segunda es que propone una universidad incluyente con base en lo único que puede aumentar la matrícula, la educación a distancia con el uso intensivo de las tecnologías de la informática y comunicación, especialmente en posgrado. La UNAM debe crecer con recursos escasos, escasísimos, y la respuesta no debe ser la eliminación de los requisitos mínimos para la admisión de estudiantes, sino la creatividad en la difusión y trasmisión del conocimiento científico.

La normalidad es la reelección del rector, pero la UNAM se merece algo mas allá que lo normal, por eso Angélica Cuéllar le está pisando los talones a Enrique Graue, según algunos analistas de la política universitaria (El Ceo, 10-10-19).

Autonomía, género y educación a distancia son los temas de la UNAM. Esos serán los ejes en torno a los que se debatan en la comunidad, que seguramente tendrán su reflejo en la Junta de Gobierno. Que para que nuestra máxima casa siga siendo incluyente y democrática, no sometida a los proyectos del poder político es lo que todos esperamos. Por mi raza hablará el espíritu.

Maestro en Derecho por la UNAM.

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