En redes sociales hay una campaña para promover el voto útil en contra de Morena y sus aliados. En el mensaje, se invita a los ciudadanos a no apoyar a los partidos afines al presidente para que éste no obtenga una mayoría a su favor en la Cámara de Diputados el próximo 6 de junio y se proporciona una liga electrónica para que el interesado consulte por distrito las preferencias del electorado y sufrague a favor de quien vaya en segundo lugar de la contienda para no “desperdiciar” un voto en aquellos candidatos con pocas probabilidades de obtener el triunfo.

La estrategia del voto útil pretende convertir la elección en una contienda entre dos bloques, lo cual es un escenario en el que el gobierno no obtendría una mayoría absoluta, es decir, no llegaría a más del 50% de los integrantes de la Cámara Diputados, y presidente perdería el fast track por el cual solicita a ese órgano legislativo que no le modifiquen ni una coma a sus iniciativas.

El sistema electoral mexicano es mixto. Las dos terceras partes se integran por diputados de mayoría relativa que compiten por el voto ciudadano directamente en un distrito (300 en total) y el 40% restante es electo por representación proporcional con base en listas controladas por los partidos políticos.

La combinación de ambos principios más otras reglas de votación mínima y tope a la sobrerrepresentación habían sido suficientes para evitar que un partido político fuera hegemónico y que las decisiones trascendentes fueran consensadas entre diversas fuerzas. Esta situación se llamó la etapa de los gobiernos sin mayoría (1997-2018).

En la más reciente elección, este equilibrio, creado por el pluralismo político y sustento efectivo de una división de poderes que va más allá de la formalidad, se rompió en favor de la coalición juntos haremos historia que con una votación 43.5% obtuvo más el 61.6% de la representación legislativa y con la suficiente mayoría para modificar la Constitución en la Cámara de Diputados con el apoyo de los verdes.

Esta concentración excesiva de poder, una parte ganada en las urnas y otra aprovechando lagunas en la ley y una estrategia de coaliciones electorales y legislativas, es la motivación principal para que se constituyera “Va Por México” (PRI-PAN-PRD), que es ideológica e históricamente cuestionable, y que haya las condiciones para promover una campaña de voto útil, que no necesariamente beneficia a la alianza mencionada. El usufructuario puede ser Movimiento Ciudadano en algunos distritos y una que otra gubernatura.

Otro factor favorable al voto útil es el uso caprichoso de la sobrerrepresentación legislativa y la constante descalificación en las mañaneras de los adversarios y hasta los aliados de ocasión del gobierno. La frecuente referencia a que todo aquel que difiera con el gobierno en cualquier tema es un conservador o corrupto es un aglutinante en su contra de los pensamientos más diversos. Se empieza a registrar en las encuestas el fenómeno de personas que están dispuestas a votar por el adversario histórico o por el político de siempre (aquel que generó el hartazgo social que benefició a Morena en 2018) con el propósito de evitar que el gobierno mantenga una mayoría legislativa a fin.

Un hecho en contra de la estrategia del voto útil es la mala fama de las estructuras actuales de los partidos políticos opositores que no renovaron sus cuadros en dos años y cuya burocracia acaparó los primeros lugares en las listas de representación proporcional, con lo que se garantizan el acceso a una diputación. No hay caras nuevas, ni un proyecto alternativo, lo que hace dudar que quitarle la mayoría al gobierno repercuta en un mayor bienestar para la población.

Otros factores en contra son el renacimiento del clientelismo político impulsado por el uso de los programas sociales en favor del partido en el gobierno, la creencia cada vez mayor en un amplio grupo poblacional que los apoyos sociales los reparte directamente el presidente y la esperanza, que todavía persiste, de que los recursos presupuestales alcanzarán para todos y para todo, a pesar de que las proyecciones financieras muestran lo contrario.

Lo cierto es que la preocupación ya llegó a Palacio Nacional, donde ya se empezó a considerar el escenario de ser, en el segundo tramo del sexenio, un gobierno sin mayoría. Eso explica la urgencia de aprobar antes del 30 de abril, con la mayoría legislativa actual, iniciativas muy cuestionables como la Ley Zaldívar.

El voto útil es la única vía para garantizar la pluralidad política, la posibilidad real de alternancia en el poder y las libertades de las personas. Un gobierno sin mayoría crearía las condiciones para que hubiera mayor prudencia y reflexión en la toma de decisiones y que otras visiones fueran tomadas en cuenta en la determinación e implementación de políticas públicas. El elector tiene la palabra.

Socio director de Sideris, Consultoría Legal.
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