La Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación rechazó por mayoría el proyecto de la Magistrada Otálora que consideraba que eran un fraude a la ley las “campañas, no campañas” de las Alianzas Juntos Haremos Historia y Frente Amplio por México y ordenó al Consejo General del INE que emita lineamientos para regular los procesos internos que llevan a cabo Morena, PT y PVEM y PRI, PAN y PRD para evitar la sobreexposición de los aspirantes a gobernar el país y que no se vulnere la equidad en la contienda electoral del 2023-2024. Además, su presidente hizo un llamado para investigar todo acto que pudiera “implicar un llamado expreso o inequívoco al voto a favor o en contra de una persona”.
En esta misma tesitura, el Instituto Nacional Electoral, post Lorenzo Córdova y con la mayoría de los consejeros designados por el presidente López Obrador, con fundamento en la ley vigente, prohibió al titular del Ejecutivo referirse a las aspiraciones presidenciales de Xóchitl Gálvez, quien ha ocupado las mañaneras y desplazado a las corcholatas presidenciales que están en plena “campaña, no campaña”, sin pena ni gloria, haciendo propuestas de gobierno en asambleas informativas a las que acuden personas que no van a votar como parte de un escenario para convencer a una muestra de la población que será encuestada.
Con independencia de lo absurdo que es todo, las marrullerías del gobierno, la ilegalidad en la que incurre el oficialísimo y el baile de títeres en el que participan Sheinbaum, Ebrard, López, Monreal, Noroña y Velasco (citados en el orden que se arrojan las encuestas no oficiales publicadas en los medios de comunicación), los personajes políticos son dos: López Obrador y Xóchitl Gálvez, quienes protagonizan la batalla por la presidencia y el resto son comparsas.
Las corcholatas, desde que renunciaron al cargo público, ya no son noticia. Una corcholata y sólo una lo será en septiembre. En este momento, sus promesas, sus esfuerzos y sus ataques son anodinos y son una estrategia para alinear a las tribus morenistas en una especie de cargada controlada por el titiritero desde Palacio Nacional y un espacio para que los aspirantes a las candidaturas a las gubernaturas del año próximo hagan sus amarres con quien puede ser el bueno, el ungido de la 4T.
Es evidente que el espacio público se ha llenado con la imagen de Xóchitl Gálvez desde que le cerraron las puertas de Palacio Nacional y con todo y su sentencia de amparo favorable el presidente ordenó que no la dejaran entrar a la conferencia de prensa, cuando pretendía acudir a una mañanera y solicitar el derecho a réplica a AMLO por todas las menciones a su persona y para aclarar las imprecisiones en que incurre en sus peroratas matinales.
Este hecho y los ataques directos a Gálvez desde el púlpito mañanero ha dado un impulso a sus aspiraciones y repentinamente ocupa el primer lugar en las preferencias electorales entre los participantes en el proceso interno del Frente Amplio por México. Este acto fallido presidencial ¿intencional? desplaza a sus corcholatas a un segundo plano y favorece a la figura de la senadora que crece y provoca que el electorado adverso a la 4T la empiece a visualizar como la opción ciudadana dentro de una oposición desdibujada y sin proyecto político.
En el Frente Amplio por México, salvo Xóchitl, la caballada está famélica. Hay nombres totalmente desconocidos, líderes partidistas desgastados, excandidatos presidenciales sin arrastre popular y el hijo del ex presidente De la Madrid. Ni sumados todas las preferencias electorales de estos personajes competirían con el eventual candidato de Morena. Son meros actores de reparto en busca de un hueso.
Por su parte, las corcholatas dejaron de mencionarse en las mañaneras, que es el principal foro de la campaña de Morena, con lo que la posibilidad de que una alcance a la otra en preferencias electorales se complica y este es un escenario favorable para Sheinbaum y adverso para Ebrard y el resto. ¿El repentino interés presidencial por Xóchitl Gálvez es un acto fallido o una estrategia diseñada para garantizar el primer lugar en las encuestas a Sheinbaum?
El escenario empieza a despejarse de segundones. Las corcholatas movidas por los hilos del titiritero empiezan a intuir que el juego terminó y que sólo legitimarán un destape oficialista. La oposición se alinea atrás de la figura de Gálvez, quien, con el apoyo ¿intencional? del presidente, ya desplazó, a los demás aspirantes de la oposición que sólo permanecen en el proceso por dignidad.
¿Dónde están las corcholatas? En el lugar que el presidente quiere que estén y ellos aceptan esta condición. La sumisión es la única vía para ser ungidos. Su valor es el de una corcholata y AMLO no se equivocó cuando las identificó con ese indigno calificativo. Frente a las corcholatas está la figura agigantada de Xóchitl Gálvez que a la que todo ataque en las mañaneras la fortalece.
Investigador del Instituto Mexicano de Estudios
Estratégicos de Seguridad y Defensa Nacionales
Twitter @cmatutegonzalez