Los neoliberales más influyentes -las dos personas más ricas de México- están con López Obrador. No es malo, ni bueno, sino todo lo contrario, un dicho clásico del expresidente Luis Echeverría. Ambos están presionando para que se regrese a la actividad económica. Slim, más discreto, gana contratos para sus constructoras. Salinas Pliego, opuesto a la sana distancia y al confinamiento social, exige en contraposición a una supuesta visión autoritaria de los gobiernos, que se respete la libertad de las personas para decidir sobre su derecho a salir a trabajar a pesar de los riesgos de contagio. El individuo es el responsable del cuidado de su salud (El Universal, 15-06-20).

Adam Smith sonrió desde donde se encuentre con el discurso de Salinas Pliego. El mercado y las personas son las que deciden cómo debemos actuar. El gobierno que recomienda quedarse en casa es autoritario. Todos deben ser libres para decidir su propio destino frente a la evidencia de los estragos de la pandemia.

El dilema es real. El cuidado de la salud colectiva o la reactivación de la actividad económica. Los dos extremos son cuestionables, pero ¿cuál es el punto de equilibrio? El gobierno federal no lo tiene. Una parte -la científica y burocrática- propone continuar con las medidas de aislamiento social y el regreso con precauciones excesivas. La otra -política y populista- invita a salir del confinamiento a una nueva normalidad con base en un decálogo revelado durante el sueño al presidente en su palacio en donde duerme con “humildad republicana”.

El combate al COVID 19 recorre una gama de propuestas científicas, remedios caseros, invocaciones a la divinidad y consejos para la buena salud. El presidente ha recurrido a todas. Lamentablemente ninguna ha tenido éxito y los muertos se acumulan. ¿Alguien se ha preguntado las razones por las que los hospitales no se han saturado? ¿Cuál es el tiempo de estancia de un enfermo COVID 19 en las instalaciones médicas improvisadas en comparación con los centros hospitalarios como el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán o los Centros Médicos Nacionales del IMSS o del ISSSTE? La curva de aprendizaje en el tratamiento de la pandemia y la falta de previsión oportuna cobran sus víctimas.

La solución, ante la imposibilidad económica y social de sostener la recomendación de quedarse en casa, es un decálogo y la bendición de las abuelitas y madres a quienes deben salir a trabajar en condiciones de riesgo.

Nadie niega que la economía debe reactivarse -eso es indispensable-, pero la reapertura comercial, industrial y de los servicios debe ser en las mejores condiciones de protección para las personas. En esta estrategia, el gobierno federal vuelve a brillar por su ausencia y el riesgo político lo están asumiendo los gobiernos estatales y, en su caso, los municipales. La descentralización de los problemas sin recursos es una vieja práctica que el gobierno de la 4T injustamente reproduce.

En cuanto a las declaraciones de Salinas Pliego, simplemente, hay que tomarlas de quien viene. La libertad económica sólo la tienen los capitalistas como él. El resto -incluyendo sus empleados más cercanos- acudieron a trabajar a sus empresas arriesgando su vida, no por el ejercicio de su derecho al trabajo, sino por el miedo a perderlo en una economía afectada gravemente por el desempleo.

A Salinas Pliego, como a otros muchos, no les importan las personas, ni su bienestar, sino que sus cajas registradoras sigan funcionando. Poner en riesgo a los trabajadores y sus familias es criminal no un acto de heroísmo contra el autoritarismo gubernamental. La libertad que pregona es la del empresario poderoso.

Por otra parte, hay que reconocer que -dentro de sus limitaciones políticas, económicas e institucionales- el gobierno de la Ciudad de México ha actuado correctamente. Los márgenes de acción son mínimos por la política federal y la indisciplina social en algunas colonias cuyos habitantes no entendieron la gravedad de la pandemia hasta que empezaron a padecer la muerte de familiares y vecinos y las historias del peregrinar por hospitales que estaban saturados.

El reto para el futuro inmediato será hacer entender a las personas que el virus no se previene con nanopartículas de cítricos, ni con buches de agua tibia con sal. Los gobiernos locales se enfrentan a la difícil labor de contrarrestar la propaganda del gobierno federal basada en ocurrencias (si el decálogo presidencial no fuera dañino socialmente, hubiera sido una buena puntada para comentar entre los cuates del barrio).

¡Cuidémonos! A uno de los empresarios más influyentes de este país no le importa la salud pública y cree que la crisis que vivimos es un problema de libertad de los individuos. El gobierno federal no ofrece una estrategia clara y coordinada con los gobiernos estatales para la atención de la pandemia. ¡Estamos solos! Sana distancia, cubre bocas en lugares públicos -incluye oficinas- y constante lavado de manos.

Socio Director de Sideris, Consultoría Legal

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