En ese circo de tres pistas conocido como la mañanera, hace unos días el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo una declaración insólita, por decir lo menos, para la cual no es tan fácil encontrar una explicación. “El fifí es un junior, por lo general de la oligarquía, de los de mero arriba. Para ser fifí se requieren más de 500 millones de dólares de fortuna”, de acuerdo con el presidente.
En nuestra moneda, esa cifra es, redondeándola al día de hoy, ¡diez mil millones de pesos! Pues bien, la mera verdad, ¿quiénes son las personas con las que se reúne López Obrador para que él piense que esa cifra no es estratosférica? Bueno, sí hay dos que tres de sus allegados que cuentan aún con una mayor riqueza. Allí está, para mencionar al menos opulento de ellos, Alfonso Romo Garza quien por dos años fue, faltaba más, su jefe de la Oficina de la Presidencia.
No es la primera vez que a López Obrador le sobran los ceros. En otra función de la mañanera declaró, en 2019, que "México se fundó hace más de 10 mil años. Con todo respeto, todavía pastaban los búfalos en lo que hoy es Nueva York y ya en México había universidades y había imprentas". Otra declaración insólita que curiosamente mereció apenas algunos comentarios.
Ahora bien, ¿a quién realmente calificamos los mexicanos como un fifí? De acuerdo con la Academia Mexicana de la Lengua, un fifí es una “persona presumida y que se ocupa de seguir las modas”. El empleo de ese término no es, por cierto, en absoluto reciente. De acuerdo con la Academia, su primera documentación en México data de 1932, en un texto de Mariano Azuela. En 1958, Carlos Fuentes lo volvió a emplear en La región más transparente.
Seguramente no son esos los fifís a los que se refiere López Obrador casi a diario. Sus adversarios fifís se deben cocer aparte. ¿Quiénes son? Para empezar, habría que conjeturar que no son miembros de la clase media. Porque si lo fueran, tanto el presidente como su solícita subordinada, ardidos como están por las elecciones en la Ciudad de México, ya los hubieran calificado con ese epíteto. Después de todo, últimamente el saco preferido por López Obrador para practicar el boxeo en la mañanera es justo ese grupo social.
Pero, ¿qué tal si a los que él llama fifís son más bien quienes perciben ingresos mayores a los de la clase media?Dependiendo de la metodología que se emplee, un hogar mexicano que tiene, grosso modo, un ingreso neto mensual entre 7,500 y 30,000 pesos sería clasificado como de clase media. Esto es, los adversarios fifís del presidente se encontrarían, si nuestra hipótesis es correcta, entre los que viven en un hogar en el que los ingresos familiares exceden el umbral de los 30 mil pesos mensuales.
No somos tan pocos los mexicanos que pertenecemos a ese grupo. Entre ellos, por cierto, el presidente mismo. Su ingreso neto mensual es del orden de 112 mil pesos mensuales. Si a ello se le suman los ingresos que tiene su esposa, quien es investigadora universitaria, el ingreso de su hogar probablemente rondará los 150 mil pesos mensuales, cinco veces más que tal umbral.