La astucia política de Andrés Manuel López Obrador es innegable. Vende y vende ilusiones a sus incautos seguidores, sin importar si estas se convierten eventualmente en realidad. Para recordar el ejemplo que se ha vuelto ya un clásico: el presidente supuestamente inauguró la refinería de Dos Bocas en Tabasco el 1° de julio del 2022. Pero llevamos ya un año y medio sin que la refinería haya producido al menos un litro de gasolina. Si acaso lo hace, será a partir del año 2024 y con un costo final que acabará siendo sustantivamente mayor al original.

Otra mentirilla que podría convertirse también en un clásico lo ofrece la “inauguración del Tren Maya” que hizo el presidente hace unos días. La verdad es que él inauguró menos de un tercio de las vías férreas que pasarán por cinco estados, los que están en la parte sur de México.

La mejor manera de representar en la mente el entramado de esas vías es pensar en un papalote. Sí, en un papalote. La cola de este lo constituiría el primer tramo, el cual va de Palenque en Chiapas hasta Escárcega, una ciudad y un nodo de comunicaciones que está en Campeche. Siguiendo con la idea, las ciudades de Escárcega y Cancún constituirían los vértices más alejados de una especie de trapezoide asimétrico, con cierta semejanza a un papalote, sobre la península de Yucatán.

Volviendo a la realidad, el segundo tramo ferroviario parte de Escárcega hasta llegar, 140 kilómetros después, a San Francisco de Campeche, la capital del estado. Es allí donde López Obrador se subió a un vagón para “inaugurar” el Tren Maya. De ese lugar partió el ferrocarril y recorrió lo que se conoce como el tramo 3 y 4 del sistema hasta llegar a Cancún, en Quintana Roo. La longitud total de su viaje fue del orden de 500 kilómetros. Así que el trayecto recorrido por el presidente fue de un tercio del total, el cual suma 1,554 kilómetros.

Además, en su viaje López Obrador inauguró sólo las vías férreas. Al respecto, Adriana Varillas y Manuel Espino publicaron un día antes de ese periplo un notable reportaje en : “Tren Maya, obra inconclusa: ‘Lo que van a inaugurar realmente son las vías´”. En los tramos inaugurados la obra está incompleta. Faltan varias estaciones intermedias entre Campeche y Cancún, no hay puentes peatonales, ni tampoco pasos de fauna para los jaguares y otros animales. Aunque se ha alardeado mucho de que en ciertas zonas el tren funcionará con energía eléctrica, todavía no hay sistema alguno que pueda proveerla. La locomotora que se empleó en ese viaje usó diesel.

De Cancún hasta regresar a Escárcega hay todavía un largo, muy largo trecho por construir, el cual pasaría por varios sitios importantes, como Playa del Carmen, Tulum, Bacalar y Chetumal. Llegue quien llegue a Palacio Nacional el siguiente sexenio, enfrentará grandes obstáculos para poder concluir esa parte del sistema ferroviario. Será muy difícil hacerlo sin perjudicar más a las comunidades indígenas cercanas al paso del tren, sin hacer peligrar el patrimonio arqueológico de México, sin que se tiren más árboles y se devaste la selva, sin poner en riesgo la fauna y, lo más difícil, sin afectar los cenotes y las cavernas que abundan bajo esa tierra.

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