En casi todos los países del mundo el porcentaje de mujeres que perdieron sus empleos debido a la pandemia fue mayor que el de los hombres. El mayor desempleo se dio, como era quizás de esperarse, en el caso de las madres, pues debido al confinamiento tuvieron que dedicar más horas, aún más horas, al cuidado de sus hijos y el resto de su familia. Un segundo factor de importancia fue que en todo el mundo el sector de servicios, por ejemplo el turístico, sufrió por la pandemia caídas más pronunciadas en promedio que el sector manufacturero. Y, excepto por algunas empresas maquiladoras, las trabajadoras mexicanas tienden a trabajar de manera preponderante en el sector de servicios.
Ahora bien, ¿por qué la segunda palabra a principios del primer párrafo es “casi”? La razón es que en el boletín del Observatorio de la OIT de septiembre del año pasado, la Organización Internacional del Trabajo hizo la siguiente afirmación, la cual parecería a primera vista un tanto sorprendente: “la disminución relativa del empleo es mayor en el caso de las mujeres que en el de los hombres para todos los países, salvo varias excepciones (por ejemplo, Israel, Francia y México)”. Pero, ¿fue eso realmente cierto en el caso de México?
Pues ojalá hubiera sido así, pero no lo fue. En países subdesarrollados como el nuestro, siempre hay que distinguir entre el sector formal y el sector informal. Esta distinción es especialmente importante en el mercado de trabajo, pues cuando en México se tiene un empleo en el sector privado y que sea formal se tiene derecho, en particular, a mejores prestaciones laborales, protegidas éstas por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Pero cuando se trabaja en la informalidad se tienen, desgraciadamente, muy pocos derechos.
De acuerdo con los datos oficiales del IMSS, en febrero de 2020, cuando se registró la cima de empleos en el sector formal antes de la pandemia, el número de trabajadores adscritos al instituto era alrededor de 20.6 millones de mexicanos empleados formalmente. Para julio de 2020, el peor mes durante la pandemia, ese número había caído a 19.5 millones. ¿Cuánto de esa pérdida, de más de un millón de empleos, correspondió a las mujeres? El porcentaje total de esa caída, la cual aún hoy no ha sido totalmente recuperada, fue del orden de 5.7% en empleos. En el caso de las mujeres esa caída fue 5.2%, un tanto menor, mientras que en el de los hombres fue 6.1%. Visto así, la afirmación de la OIT tiene cierto sustento.
Pero una vez que se considera el número total de mexicanos empleados tanto en el sector formal como en el sector informal, la situación cambia de manera significativa. Antes de la pandemia, alrededor de 55 millones de personas se encontraban ocupadas, de alguna manera u otra, mientras que otros dos estaban en busca de empleo. Hoy, debido a la crisis, son varios millones los que ya perdieron la esperanza de encontrar un empleo y ya ni siquiera son registrados en la llamada población económicamente activa (PEA). En el caso de los hombres la disminución en la PEA fue cuatro por ciento, mientras que en el caso de las mujeres la disminución fue casi diez por ciento.
Profesor del Tecnológico de Monterrey.