Al inicio de cada sexenio gubernamental la situación de la economía mexicana ha sido, típicamente, mala. Cada nuevo gobierno se encuentra con un bajo crecimiento económico, sino es que, de plano, con una recesión. Son los ciclos económico-políticos a los que los mexicanos estamos más que acostumbrados desde la década de los setenta del siglo pasado. O al menos deberíamos estarlo, pero la memoria tiende a ser corta y las ilusiones tienden a ser vastas.
En este sexenio, sin embargo, no solamente debido a políticas económicas erróneas sino también, de manera aún más preponderante, por la pandemia mundial, el desempeño de la economía mexicana ha sido pésimo. El único otro sexenio en el que las perspectivas económicas fueron también francamente malas correspondió al del gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988).
Tanto entonces como hoy, la recesión económica conllevó un incremento alarmante en el nivel de pobreza de los mexicanos. En unas cuantas semanas se podrán calcular los indicadores oficiales de pobreza en nuestro país, una vez que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía libere los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, la cual fue levantada, por cierto, en el segundo semestre del año trágico (2020).
No obstante, pueden ya adelantarse algunos estimados de ese gravísimo problema. De manera muy encomiable, la Universidad Iberoamericana, con el apoyo de UNICEF, se ha dado a la tarea de hacer su propia encuesta para evaluar los efectos de la pandemia sobre el bienestar de los hogares mexicanos. Como era de esperarse, los resultados que se obtuvieron a partir de la llamada ENCOVID-19 son desoladores.
En marzo de 2021, un año después del inicio del confinamiento por la pandemia, el porcentaje de hogares que manifestaron no tener preocupación por obtener suficientes alimentos fue tan solo el 27%. Es decir, apenas un poco más de un cuarto de los hogares mexicanos reportaron tener seguridad alimentaria. Aun cuando en nuestro país siempre ha habido una inseguridad alimentaria muy alta para el tamaño de la economía, la pandemia agudizó de manera dramática el problema. Del 45% de los hogares que reportaron en 2018 tener seguridad alimentaria, ahora solo queda ese 27%.
Una vez que tomó también en cuenta otras carencias no ligadas a la alimentación, el citado estudio llega a la siguiente conclusión: “se estima que el porcentaje de personas en situación de pobreza puede haber llegado en marzo de 2021 a 54%, 12 puntos porcentuales arriba de los niveles observados en 2018 (un aumento de 14.6 millones de personas)”.
De ese tamaño es el problema. Por el momento, el grupo más importante que ha salido a dar la cara para tratar de resolverlo son los decididos miembros de la diáspora mexicana que reside, mayormente, en Estados Unidos. El año pasado mandaron a sus familias más de 40 mil millones de dólares, ayudándolas con ello a paliar un poco el hambre. Este año se estima que esa cifra podría rebasar los 50 mil millones. Para ponerlo en perspectiva, ese monto representaría más del cuatro por ciento del valor de la producción interna que se tendría este año.
Profesor del Tecnológico de Monterrey