Todos los países sufren, más tarde que nunca, recesiones económicas, aunque éstas pueden tener efectos muy variados en las regiones al interior de ellos. Este fue el caso de la República Mexicana, tras la gran contracción económica que sufrimos en 2020 como resultado de la pandemia de la Covid.
Por ejemplo, debido al consecuente aislamiento, durante esa crisis los estados cuya suerte está mayormente atada al sector del turismo, como Guerrero y Quintana Roo, sufrieron contracciones económicas mayores a las del resto de las entidades. De hecho, si se compara el número de puestos de trabajo dados de alta en el IMSS que había justo antes de la pandemia, en febrero del 2020, con el que existe hoy en día, en ambos estados todavía hay un déficit laboral: faltan por recuperarse cinco mil empleos en Guerrero y quince mil en Quintana Roo. Afortunadamente, el turismo nacional y extranjero parece que seguirá repuntando por el resto del año.
Pero hay otras entidades federativas donde la situación laboral no es solamente aún más delicada, sino para las que es más difícil identificar los factores que están atrás de su letargo económico. Uno de los casos más evidentes es Veracruz. En febrero del 2020 el número de puestos de trabajo en el sector formal, aquellos dados de alta en el IMSS, rondaban los 768 mil en el estado. Dos años y cuatro meses después, la cifra apenas ronda los 738 mil. ¿Por qué?
Una posible explicación, popular especialmente entre los propios veracruzanos, es la racha de pésimos gobernantes que ha tenido esa tierra en las últimas décadas. Buen punto, ¿pero es la única razón? Hay que recordar que, a mediados del siglo pasado, Veracruz, tras la Ciudad de México y el Estado de México, ocupaba la tercera posición en términos de actividad económica en toda la República. De acuerdo con la clasificación política que privaba entonces para las entidades federativas, Veracruz era en términos de producción económica el tercero entre los veintinueve estados, dos territorios (Baja California Sur y Quintana Roo) y un distrito federal (CDMX).
Desde hace décadas, sin embargo, el producto interno bruto de tanto Jalisco como Nuevo León ha rebasado sobradamente al de Veracruz, y en este año el de Guanajuato seguramente será ya también mayor. ¿Por qué? Para complicar aún más la pregunta hay que notar que la producción económica de cada estado debe ser calculada no en términos totales sino en términos per cápita, para tener una mejor aproximación al bienestar económico de los habitantes de cada estado. Y en eso el desempeño de Veracruz es todavía más preocupante. En efecto, el estado ocupa ya el lugar 23 en la lista de todas los entidades cuando son ordenadas de acuerdo con su PIB per cápita.
¿Por qué, pues, un estado histórica y geográficamente tan importante como Veracruz está padeciendo de manera crónica una falta de crecimiento? Muchas hipótesis se han adelantado al respecto, desde la incapacidad gubernamental hasta la falta de nueva infraestructura. Pero nosotros nos inclinamos por la hipótesis más simple posible: los veracruzanos pusieron todos los huevos en una sola canasta. A lo largo de las últimas décadas se apostó en demasía por el sector agropecuario, dejando de lado el manufacturero con alto valor agregado.
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