La palabra griega “éxodos” significa en español “salida”, por lo que ha sido empleada desde hace siglos para referirse en particular a la partida de una muchedumbre de personas de su país de origen hacia otro. En el pasado esto podía deberse a alguna causa de fuerza mayor, desde la amenaza de esclavitud hasta la de exterminio. Pero actualmente, excepto por las situaciones de guerra, casi todas las migraciones se dan por una razón igualmente lamentable pero menos trágica: la falta de oportunidades para que la gente pueda vivir con dignidad.
México es, desde el siglo pasado, una de las naciones que ha tenido un mayor número de emigrantes, y esto sigue siendo el caso hasta hoy. De acuerdo con las Naciones Unidas, la India y México fueron los países que tenían en el año 2020 más nacionales viviendo en el exterior. En el caso de la India la cifra rondaba los 18 millones, mientras que en el caso mexicano el número era poco más de 11 millones. Rusia y China seguían en la lista al tener, cada uno, alrededor de diez y medio millones de nacionales que migraron.
Un dato interesante en el caso de nuestro país es que durante este siglo el número de migrantes mexicanos ha tenido altibajos. En 2010, por ejemplo, se estimaba que había casi doce y medio millones de connacionales viviendo fuera. La disminución posterior fue posiblemente debida tanto al regreso al país de algunos mexicanos como al cambio de nacionalidad de otros.
Pero los sucesos más sorpresivos en materia de migración humana se dan en el caso de las situaciones extremas. En 2010 había un millón de sirios viviendo fuera de su país, pero ya para 2020 había ocho millones y medio de personas. Todo ello como consecuencia de la guerra intestina emprendida por el tirano Bashar al-Ásad, una guerra que parecería, por cierto, no tener fin.
Un ejemplo diferente, pero igualmente dramático, lo ofrece Venezuela. En 2015 la cifra de venezolanos que vivían en el extranjero rondaba las setecientos mil personas. Cinco años después, en el apogeo de la presidencia del populista Nicolás Maduro, la cifra había crecido a cinco millones y medio de venezolanos, casi ocho veces más que cinco años antes. En este caso no fue una guerra el motivo de la emigración, sino las políticas económicas desastrosas de Maduro, las cuales ocasionaron una hiperinflación que será recordada, seguramente, como una de las mayores registradas en toda la historia de la humanidad.
Volviendo a México, hay que notar que las cifras dadas con anterioridad corresponden a los mexicanos que viven en otro país, especialmente en Estados Unidos. No se refieren a los mexicanos o descendientes de mexicanos que ya tienen otras nacionalidades, los cuales se cuentan por varias decenas de millones. Y tampoco se refieren esas cifras a los mexicanos que, muchas veces arriesgando su vida, están intentando migrar a otros países.
Respecto a esto último vale la pena recordar que cada año son deportados por el gobierno estadounidense más de cien mil mexicanos que viven allá de manera ilegal. Igual de sorprendente es el hecho que, según datos de la patrulla fronteriza de los vecinos, cada mes alrededor de 80 mil compatriotas intentan cruzar infructuosamente la frontera que compartimos con Estados Unidos.
Investigador emérito del SNI