Hace unos días el Inegi publicó la última Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, mejor conocida como la ENOE. De ella puede entresacarse, si uno quiere ser optimista, un dato que muestra que la crisis por la pandemia está amainando, dado que la población ocupada en México tuvo un incremento de 762 mil personas en el tercer mes de este año, para alcanzar un total de 53.8 millones. La noticia no tan buena es, sin embargo, que esa cifra es todavía menor en 2 millones comparada con la que prevalecía en marzo de 2020. Y la noticia mala es que la mayoría de esos puestos que se reestablecieron fueron en el sector informal, lo cual confirma la creciente precarización del trabajo en México.
¿Qué tan precario puede ser un empleo informal en México? Dos preguntas que siempre hace el Inegi a los encuestados de la ENOE pueden iluminar este asunto. La primera es: “¿La semana pasada trabajó por lo menos una hora?” Si la respuesta es negativa, entonces la persona es contabilizada como “no ocupada”. Y la siguiente pregunta es: “¿Ha tratado de buscar trabajo en otro país o hacer preparativos para cruzar la frontera, de buscar trabajo aquí en México, poner un negocio o realizar una actividad por su cuenta sin tener lo necesario para comenzarla, o no ha buscado ninguna de estas opciones?” Si la persona tiene al menos 15 años y además manifiesta que, en efecto, sí ha tratado de buscar trabajo, entonces el Inegi la clasifica como “desempleada”.
Ahora bien, la persona puede también responder que no ha buscado trabajo. En ese caso, si la semana anterior trabajó por lo menos una hora, entonces la persona es clasificada como “empleada”. Finalmente, si esa persona no cuenta en su trabajo con protección social entonces la ENOE considera que tiene un empleo informal. Cerca de 30 millones de mexicanos están en esta última situación. De tal nivel es la precarización laboral que hay en nuestro país.
¿Cómo está marchando, por otro lado, la recuperación del empleo formal? Como se comentó y estimó la semana pasada en este espacio, hay todavía un déficit de cerca de 750 mil empleos. Pero, como se verá en seguida, esa recuperación no es uniforme a lo largo de la República.
Cuatro estados tienen actualmente un nivel de empleo formal mayor al esperado. Tabasco, con problemas crónicos de desempleo, está arriba 4% de su meta debido a la inversión por la refinería en Dos Bocas. Los otros tres estados sin déficit laboral colindan, como podría esperarse, con Estados Unidos: Baja California (1%), Chihuahua (3%) y Coahuila (0.3%).
Todos los demás estados tienen un déficit de empleo en el sector formal. Tomando como umbral el cinco por ciento, en un primer grupo se encuentran: Aguascalientes (-5%), Chiapas (-2%), Colima (-4%), Durango (-2%), Estado de México (-2%), Guanajuato (-4%), Guerrero (-3%), Hidalgo (-5%), Jalisco (-4%), Michoacán (-5%), Morelos (-4%), Nayarit (-3%), Nuevo León (-3%); Puebla (-5%); Querétaro (-4%); San Luis Potosí (-4%); Sinaloa (-5%); Sonora (-2%); Tamaulipas (-1%), Tlaxcala (-4%) y Zacatecas (-2%).
Finalmente, las entidades con el mayor déficit de empleo son: Baja California Sur (-8%), Campeche (-7%), Ciudad de México (-7%), Oaxaca (-7%), Quintana Roo (-8%), Veracruz (-6%) y Yucatán (-7%).
Profesor del Tecnológico de Monterrey.