La posición del presidente López Obrador se complica rumbo al 6 de junio con el resultado de ayer: perdió tres de tres asuntos que definió el tribunal electoral. Pero la oposición, antes de festejar, tiene una lección que extraer de lo ocurrido.
Pese a la ofensiva del presidente y su partido, los magistrados sostuvieron el acuerdo aprobado por el Instituto Nacional Electoral para evitar que el partido que gane más votos termine obteniendo una mayoría artificial, como ocurrió en 2018, cuando Morena ganó casi 37% de los votos pero a la hora de repartir plurinominales se quedó con 52% de los diputados.
Tanto el presidente como el líder de Morena, Mario Delgado, habían acusado una maniobra del INE para “arrebatarles” la mayoría a la mala. Por eso impugnaron el acuerdo y esperaban que el tribunal lo echara abajo. Perdieron.
También perdieron las candidaturas de Félix Salgado en Guerrero y Raúl Morón en Michoacán. Violaron la ley, el INE aplicó la sanción y anuló su candidatura. Morena impugnó, el tribunal pidió al INE revisar la sanción. La revisó y la ratificó. Tanto Salgado como Morón afirmaban que el tribunal los metería de nuevo a la contienda. No ocurrió así.
Es un golpe fuerte para el partido gobernante a cinco semanas de los comicios y en un escenario en que la ventaja que le dan las encuestas se ha venido estrechando.
La ofensiva desde Palacio Nacional contra el árbitro electoral fracasó en estos tres temas.
Pero queda la imagen del presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, José Luis Vargas, tratando de complacer al presidente López Obrador. Fue el único magistrado que votó por sostener las dos candidaturas que eran ya insostenibles. Y en el tema de la sobrerrepresentación, todavía intentó modificar el proyecto a votar, que sostenía el acuerdo del INE, pero ningún otro magistrado lo acompañó en su intención.
Vargas, apodado “magistrado billetes”, tiene problemas para explicar el monto de sus cuentas y bienes personales. Desde el gobierno ha recibido presiones, como todos los demás magistrados, y se ha doblado una y otra vez. Ayer no fue la excepción.
La lección para la oposición y para los órganos autónomos es que para oponerse o para vigilar al gobierno actual, hay que escoger personajes con historiales limpios, para que no puedan ser chantajeados, como ocurre con Vargas o como sucedió con el exministro Eduardo Medina Mora.
¿De qué le serviría a la oposición ganar gubernaturas si lo hace con candidatos que tengan expedientes negros y terminen siendo sumisos para que no los investigue el gobierno federal?
No vaya a ser que acaben quitándole la mayoría en el Congreso a Morena y que a la hora de votar iniciativas resulte que se esfuma la superioridad numérica porque hay suficientes diputados con larga cola, susceptibles del chantaje del poder capaz de activar a la justicia federal. No sea que la mayoría por chantaje derrote a la mayoría otorgada por los votantes.
SACIAMORBOS
¿Será que se le está moviendo el piso a la falsa Robespierre? ¿Será que está por entrar a relevarla otro leal del mismo grupo político? ¿Será que así le van a cobrar el descalabro del candidato a gobernador, que se atribuye al golpeteo de su hermano?
¿Será también que el gobernador expropiador le cuenta a quien lo quiera escuchar que está listo para entrar al gabinete en una Secretaría que iría por su tercer secretario?
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