Julio Villarreal la jugó bien. El acaudalado empresario, dueño del Grupo Villacero, apoyó con millones la fallida campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador en 2012, luego se fue de fiesta con Peña Nieto y su grupo, sólo para después regresar al regazo obradorista y ser de los empresarios consentidos de la autoproclamada 4T.

Julio Villarreal fue grabado en una llamada telefónica confesando que donó decenas de millones de pesos a una campaña presidencial: la segunda de López Obrador, en 2012. En la llamada, el hoy consejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer Ibarra, le pide 50 millones más. Villarreal, hombre de negocios al fin, se resiste: ya para ese momento se veía que AMLO iba a perder la elección y era dinero tirado a la basura. Con la llamada no pasó más: ni se investigó ni se procesó ni derivó en ninguna sanción por aportaciones ilegales de campaña o rebase de tope de gastos.

Se la jugó con López Obrador en 2012, y perdió. Pero no ha de haber dolido mucho la derrota. Funcionarios del gabinete de Peña Nieto lo recuerdan departiendo alegre y condescendientemente con el propio Peña Nieto y toda su banda, en la boda del abogado Juan Collado, operador del Grupo Atlacomulco, quien fue detenido durante el gobierno de López Obrador.

(Breve paréntesis: hace unos días le conté en esta columna que el gobierno federal negociaba con Collado dejarlo en libertad si se acogía al “criterio de oportunidad” y se volvía testigo protegido para contar todo lo que sabe de la elección de 2006, el fraude y los videoescándalos. Las negociaciones iban por buen camino pero se quebraron: me relatan que Collado les mandó decir que sencillamente no confía en que le van a cumplir lo que le estaban prometiendo).

Regreso a Villarreal. Cuando el viento sopló de nuevo en favor del tabasqueño ya de cara a la elección presidencial de 2018, se alineó de nuevo con el obradorismo y fue de los empresarios que apoyaron la campaña —ahora sí, exitosa— de AMLO. De los consentidos, de los favoritos. Al grado que hace unos días se anunció que Grupo Villacero comprará la mitad de Altos Hornos de México (AHMSA) al empresario priista encarcelado Alonso Ancira.

El asunto derivó en un choque entre Palacio Nacional y la Fiscalía General de la República, porque, según mis fuentes, el arreglo de compraventa de AHMSA incluía el plan para devolver 200 millones de dólares al erario y la libertad de Ancira. Así que por un lado desde Palacio se presionaba a los jueces a favor de amparar a Ancira y desde la FGR en contra.

Ya sabe, bien separados el poder económico del poder político.

SACIAMORBOS


El presidente López Obrador hace un sentido llamado en su conferencia mañanera para que la gente no salga de su casa en los próximos diez días ante el atroz crecimiento de la pandemia. Acto seguido, se va de gira a Sonora. ¿A qué? A apuntalar la campaña a la gubernatura de su exsecretario de Seguridad, Alfonso Durazo, que no la tiene nada fácil.

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