Esta semana, el gobierno federal nos ha regalado otra de sus muestras de triunfalismo y falta de sensibilidad. Después de dejar al país sin medicinas durante un año, y marcadamente a los niños con cáncer sin sus tratamientos durante más de dos años, el responsable de esta tragedia, el secretario de salud, Jorge Alcocer, soltó en la mañanera: “ señor presidente, pueblo de México, podemos decir que lo logramos”.

Se refería a que, según su dicho, se ha logrado superar el desabasto de medicinas, que el propio gobierno federal creó por su falta de previsión y marcada impericia.

Al inicio de esta administración obradorista, decidieron acusar a las farmacéuticas de corruptas, orillar a cierres de plantas y dejar de comprarles medicamentos. No previeron que iban a tener un problema para conseguir las medicinas en otro lado, y entonces el país sufrió de un agudo desabasto.

Trataron de echar mano de la organización de las Naciones Unidas, pero ésta solo pudo comprar la mitad de las medicinas que le pidieron. Ayer en la conferencia mañanera, el secretario de salud anunció que la otra mitad las compró el gobierno.

A reserva de que esto sea cierto, y de que se transparenten los contratos y los precios a los cuales el gobierno adquirió las medicinas, el triunfalismo es absolutamente injustificado: nada de esto hubiera pasado si no hubiera sido por la incapacidad del gobierno federal, la excesiva ideologización de todas sus decisiones de política pública y la franca ineptitud para operar el día a día de la gestión pública. Es algo que hemos visto en prácticamente todas las áreas de la administración pública federal.

Pero si ahí hubiera quedado, en la declaración del secretario de Salud, no habría sido tan grave. Lo que no tuvo alma, lo que viene a ser una réplica del pensamiento del presidente López Obrador y su infame manera de descalificar a cualquier víctima de su gobierno, es que el propio secretario de salud Alcocer consideró “exageradas” las peticiones de los padres de familia de niños con cáncer para que les den los tratamientos y así evitar que sus hijos mueran.

Y volvió a repetir la cantaleta desgastada de que detrás de los padres de familia que protestan hay intereses políticos oscuros. Fiel reflejo de su jefe, el presidente. El buque insignia de un gobierno inepto e ineficaz que a punta de excesos de soberbia y arrogancia se vuelve también una administración sin corazón ni alma para entender a los que sencillamente les piden que hagan su trabajo.

SACIAMORBOS

1.- Un poderoso empresario mexicano pasó de jugar golf con el presidente Peña Nieto el sexenio pasado, y ser un consentido contratista… a darle al beisbol y ser también de los consentidos de la 4T. Pepe Miguel tiene un tramo del tren maya, ha invertido en un equipo de béisbol siguiendo la directriz del presidente, estuvo cerca de varias campañas de Morena que se traducirán en gubernaturas y ahora hasta se encargará de desarrollar el Parque Urbano Aztlán, apenas anunciado por Claudia Sheinbaum.

2.- Los magistrados electorales federales Felipe Fuentes, Felipe de la Mata y Reyes Rodríguez fueron vistos cenando en Nuevo Léon con el gobernador electo Samuel García y su esposa, la influencer Mariana Rodríguez. Nada que debiera llamar la atención, salvo porque el Tribunal para el que trabajan tiene que resolver sobre las impugnaciones que existen a la elección en ese estado norteño. Aunque sería una salvajada que le quitaran el triunfo a Samuel, no está de más cuidar las formas. Para ser juez imparcial, como para ser torero, primero hay que parecerlo.

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