Marcelo Ebrard no quiere romper. Su Plan A es ganar la candidatura de Morena a la Presidencia de México. Pero tiene Plan B: renunciar a Morena. Y para eso está construyendo una narrativa: va dejando registro de todos los golpes bajos que recibe.

Desde hace algunos meses, y con más intensidad en las últimas semanas, ha ido poniendo el reflector en todas las irregularidades que se cometen en la selección de la candidatura presidencial oficialista.

Si fuera un partido de futbol, Marcelo sería el jugador que se la pasa todo el encuentro quejándose con el árbitro: desde un empujón circunstancial hasta una patada artera. Pide tarjetas que no salen y nadie resulta sancionado, y empieza a generar en la tribuna la sensación de que es la víctima del equipo rival y que el partido está arreglado. El acarreo está desatado en Morena, lo que gastan Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López ya rebasó los 5 millones que deberían haberles durado hasta septiembre, la cargada de gobernadores los hace parecer viejos priistas, las encuestas no confiables. Y el presidente —que es árbitro, dueño de balón y cancha, y quien controla el marcador del partido— deja que el juego siga como si nada.

Por unos días, el presidente logró sofocar la narrativa de Marcelo. Para que no pudiera decirse víctima, AMLO accedió a dos peticiones de Ebrard: obligó a la renuncia de los funcionarios y definió las reglas del proceso sucesorio oficial. Pero luego Marcelo recuperó su narrativa de victimización. Diario se queja de algo.

La narrativa que está construyendo Ebrard se coronó este lunes cuando en el periódico favorito del presidente lanzó una declaración que no había hecho con esa contundencia: “rompería con Morena si hay chicanada”.

Paralelamente, para que nadie le reclame falta de lealtad, Ebrard arrancó su campaña subiendo al estrado a Pío López Obrador y ofreciendo una secretaría de Estado a Andy López Beltrán. Hermano e hijo del presidente se han vuelto íconos de la corrupción sexenal. El mensaje a AMLO fue claro: yo te voy a proteger.

Movimiento Ciudadano, el partido que fue casa de Marcelo Ebrard por años, juguetea con la idea de recibirlo si rompe con Morena y, por si fuera poco, el dirigente de este partido, Dante Delgado, ya anunció la fecha de selección de candidato de MC. Es en diciembre, o sea, que le da tiempo para la Operación Hijo Pródigo.

El Plan A es ganar la candidatura. El Plan B se está pavimentando. ¿Se atreverá a renunciar? Está jugando con esa idea. Para mí, es bluff. Pienso que no se va a ir de Morena, le hagan lo que le hagan. ¿Para qué armar entonces la narrativa? Por si se ofrece. Y si no se ofrece, para tener más fichas que intercambiar a la hora de negociar la aceptación civilizada de la derrota.

SACIAMORBOS

¿Será que el PRI alinea su cargada para tratar de repetir apellido en la Presidencia de la República? Cuentan que Alito… ya tiene favorito.

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