Ayer, EL UNIVERSAL puso como su noticia principal en portada: “Inunda huachicol al país: adulterada, 33% de la gasolina”. Es el colofón de una gran farsa.
El 27 de diciembre de 2018, con menos de un mes en el cargo, el entonces presidente López Obrador anunció un megaoperativo para terminar con el robo de combustible de Pemex. La “guerra contra el huachicol” significó cerrar los ductos y dejar al país sin gasolina durante varios días.
Dos semanas después, el 11 de enero de 2019, The Wall Street Journal exhibió los motivos de este gran operativo: el gobierno entrante —por ineficiencia o por ideología— dejó de comprar el 45% de la gasolina que importaba de Estados Unidos. O sea, el país iba a sufrir una escasez brutal de combustible y para esconder eso, inventaron la guerra contra el huachicol.
La propaganda del gobierno triunfó: la ciudadanía se quedó con la idea de que nos habíamos sacrificado sin gasolina para que el nuevo presidente pudiera combatir a los mafiosos. López Obrador no tardó en declarar victoria: “Acabamos con el 94% del huachicol”. Esa frase la repitió incesantemente a lo largo de todo su gobierno.
Nunca fue cierto. Según datos de fuentes oficiales, en el 2018 hubo reportes de 14,910 tomas clandestinas. En 2019 fueron 13 mil y en 2020 llegaron a 11 mil. Pero en mañaneras, en Informes de Gobierno, en mítines, en spots, en discursos, en redes, en medios, López Obrador y los suyos repetían como mantra: “Acabamos con el 94% del huachicol”.
A la sombra de esa eficaz propaganda oficial, el huachicol se volvió una jugosa fuente de financiamiento del partido político del presidente, de su gobierno y hasta de su familia.
Para el 2021, en el marco de las elecciones federales intermedias y la renovación de 15 gubernaturas, Sergio Carmona “El Rey del Huachicol” se convirtió en el financiador favorito de Morena. Se reportó ampliamente que se volvió amigo de Mario Delgado, entonces dirigente nacional de Morena; que en aviones de la Guardia Nacional visitaba estados donde había elecciones para reunirse con candidatos —la mayoría se volvieron gobernadores— para ofrecerles dinero para sus campañas. Carmona no alcanzó a cosechar todo lo que sembró. Fue ejecutado en noviembre de 2021 y se llevó a la tumba demasiados secretos.
La alianza Morena-huachicol se nota en los datos oficiales: las tomas clandestinas subieron de 11 mil en 2021 a 15 mil en 2023. Rebasaron el número de ordeñas que supuestamente motivaron “la guerra contra el huachicol”. Pemex dice que sus pérdidas por huachicol bajaron de cerca de 40 mil millones en 2018 a 20 mil millones en 2023. Pero según estos datos oficiales, en 2018 hubo reportes de 14,910 tomas clandestinas desde las que se ordeñaba gasolina para los huachicoleros y en 2023 hubo 14,980. ¿Acabamos con el huachicol?
El epílogo lo ofreció un reportaje de Latinus la semana pasada: contratistas y trabajadores del Tren Maya acusando al Ejército de haber comprado huachicol para repartir entre los constructores de la obra, al grado que terminó dañando la maquinaria; y Amílcar Olán, el operador financiero de la red de tráfico de influencias de los hijos de AMLO, confesando en grabaciones telefónicas que él también compraba huachicol.
Ahí está la última batalla de la “guerra contra el huachicol”: el Ejército y la red de los hijos de López Obrador comprando combustible robado.
SACIAMORBOS
Qué enaltecedor que un presidente considerado símbolo de la democracia estadounidense, copie a un presidente mexicano: en la recta final de su administración, Biden exoneró a su hijo de todos los delitos cometidos.