El martes hizo crisis la oficina de Claudia Sheinbaum. En medio del furor por el fin de semana de la Fórmula 1 en México, que congregó a 400 mil personas y generó una derrama económica de 15 mil millones de pesos en la capital del país, la jefa de Gobierno había hecho declaraciones hostiles en contra del Gran Premio: “Es un evento bastante fifí… a mí no me gusta ir a esos eventos”.

Las redes sociales se le fueron encima, en los medios de comunicación tradicionales se amplificó la agresión y esto encendió todas las alarmas en el Palacio del Ayuntamiento porque habían detectado no sólo molestia en el llamado “círculo rojo” de opinión pública, sino también de empresarios turísticos, patrocinadores de la Fórmula 1 y lo que más les preocupa: potenciales votantes. La aspirante a la candidatura presidencial de Morena estaba atacando de nuevo a la clase media capitalina, que disfruta muchísimo el evento.

Según fuentes con información de primera mano, desde la oficina de Sheinbaum, al más alto nivel, se hizo contacto con los organizadores del Gran Premio de la Ciudad de México. La súplica de la “corcholata” favorita del presidente López Obrador era sencilla: Necesitamos apagar esta crisis, ayúdenme, qué podemos hacer.

Este prejuicio de Sheinbaum sobre la Fórmula 1 empata con la ignorante concepción del presidente López Obrador: así como creen que todo el empresariado nacional son los 40 hombres más ricos de México, creen que todos los aficionados a la Fórmula 1 son los que van al Paddock Club. No entienden que el 99% de las empresas del país son micro, pequeñas y medianas. Y cuando por ejemplo en la pandemia se exigía apoyar a los empresarios, no era subsidiar al ingeniero Slim, sino respaldar a esos pequeños negocios para que no quebraran y sus empleados se quedaran sin qué comer. En México, el 72% de los empleos los dan ese tipo de empresas chicas. Esto nunca lo han comprendido el presidente y los suyos: consideran que cada empresario es un delincuente impune, así como con la Fórmula 1, que creen que todos los que van pagan 100 mil pesos por un boleto.

Así que cuando los asesores de campaña le explicaron a la jefa de Gobierno que estaba atacando también a la clase media (que les propinó la derrota electoral en la Ciudad de México en el 2021), su tablita de salvación fue buscar a los organizadores del Gran Premio.

En esa comunicación, se ideó que saliera el miércoles a declarar a favor del Gran Premio, a tratar de explicar que la habían malinterpretado y aprovechar la aparición pública con el piloto mexicano, Sergio “Checo” Pérez, agendada para el jueves, para mandar un mensaje de apoyo a la Fórmula 1 que mitigara la animadversión de cientos de miles de fanáticos y diera calma y certidumbre a los inversionistas y empresarios patrocinadores. Así sucedió.

Los propios organizadores ya habían hecho trabajo de cabildeo con patrocinadores y empresarios mandando un mensaje de estabilidad. El remate: el mismo jueves se anunció que la Fórmula 1 firmaba contrato para mantener en el calendario la carrera en el autódromo Hermanos Rodríguez hasta el 2025.

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