Emilio Lozoya ha puesto sobre la mesa de la Fiscalía General de la República un bombón difícil de resistir para el presidente López Obrador: la posibilidad de demandar al expresidente de México Carlos Salinas de Gortari, uno de los enemigos favoritos del presidente Andrés Manuel López Obrador.

La demanda sería entre particulares, pero podría llevar todo el respaldo y cabildeo del gobierno federal mexicano. Según me revelan fuentes bien informadas, la decisión de que Lozoya demande a Salinas está aún siendo analizada.

En su estrecha cooperación con las autoridades mexicanas, el exdirector general de Pemex ha relatado que Carlos Salinas de Gortari lo invitó varias veces a su casa en la calle de Olmos, en la zona del Bosque de Tlalpan, en el sur de la Ciudad de México, puntualizando fechas, horas y temáticas. El objetivo central de esos encuentros era abrirle las puertas a su hijo, Emiliano Salinas Occelli, para que recibiera contratos de Pemex. Hace cosa de tres semanas, Raúl Rodríguez Cortés publicó en El Universal que el hijo del expresidente de México estaba por cerrar un contrato con el gobierno morenista de Baja California, en una planta solar fotovoltaica que dará energía al Acueducto Río Colorado-Tijuana.

Otra de las cosas que ha contado Lozoya a las autoridades, de acuerdo con las mismas fuentes, es la relación de Salinas de Gortari con Alonso Ancira, dueño de Altos Hornos de México, detenido en España, quien ha sido señalado por haberse beneficiado ilegalmente en la compra de Agronitrogenados. Hay que recordar que en 2013, el entonces presidente Enrique Peña Nieto le inauguró a Ancira una planta en el complejo de AHMSA en Monclova, y en 2015 Ancira regaló a Peña una escultura de acero que todavía se exhibe en la glorieta de entrada de lo que era la residencia oficial de Los Pinos, hoy complejo cultural.

Según Lozoya, Salinas presionaba a Pemex para que le pagara a la empresa TRESE, a la que describe como "proyecto" de Emiliano Salinas Occelli, 15 millones de dólares por la cancelación de un contrato de una plataforma marítima.

El asunto de la demanda a Salinas, me dicen, está bajo análisis al más alto nivel en el gobierno federal. Midiendo estrategias e impactos legales y políticos. Hay tiempo y hay narrativa. Veremos.

SACIAMORBOS

La semana pasada, al abordar el asesinato del papá de Luis Miranda, secretario de Desarrollo Social y mejor amigo del ex presidente, publiqué en estas Historias de Reportero que la víctima solía ir a comer los domingos al Otro Barrio, restaurante de carnes uruguayo en la carretera a Toluca. “Llamaba la atención por el equipo de seguridad que lo acompañaba: siempre con armas largas”, relaté. Muy amablemente, el fundador de la cadena restaurantera puntualiza que el personal de seguridad del señor Miranda nunca entró armado al restaurante y que sólo entraba uno de los escoltas: “quisiera compartirle que en las ocasiones en que el Sr. Miranda visitó nuestra sucursal lo hizo acompañado por un solo integrante de su personal de seguridad, el cual ingresó desarmado siempre”.

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