La principal bandera del obradorismo es el combate a la corrupción. Sobre esa consigna se montó Andrés Manuel López Obrador y arrasó en las elecciones del 2018. A diario el presidente fustiga a los corruptos (del pasado), repite una y otra vez que ya se terminó la corrupción “de los de arriba”, que su gobierno es honesto, que todos los males del país son culpa de esa odiada corrupción.
Para mala suerte del presidente, la gente no es tonta.
Frente a este tsunami de propaganda que trata de dibujar al presidente de México como un adalid contra la corrupción, los ciudadanos saben la realidad: se siguen agolpando los escándalos de sobornos, dinero sucio, contratos mal habidos; estos escándalos impactan a miembros del gabinete y hasta integrantes de la familia del presidente; y ante estas denuncias y evidencias, López Obrador ha tendido un manto de impunidad.
Por eso no sorprende que incluso en la encuesta que se mandó a hacer el propio presidente, el 51% de la gente opine que la corrupción está igual o peor que antes. ¿Qué implica esto? Que el pueblo reprueba al presidente en su principal compromiso de campaña.
Los datos exactos son estos: 17.9% cree que hay más corrupción en este sexenio que en el anterior, 33.6% cree que está igual y 43.6% cree que hay menos. Si sumamos los que creen que hay más con los que creen que está igual, representan el 51.5% de los entrevistados. La encuesta la hizo la propia Secretaría de Gobernación a 2,500 personas el 24 de noviembre, según divulgó el presidente AMLO.
SACIAMORBOS
1.- Cuentan en Palacio Nacional que están cerrándole la válvula de oxígeno a un personaje que podría explicar muchas de las cosas que sucedieron con las fortunas personales de varios integrantes de primer nivel del gabinete de Enrique Peña Nieto. Guillermo “Memo” Manzur parece que desoyó los consejos de sus cercanos en el sentido de que debía irse de México y ahora, me confían, está siendo “cordialmente invitado” por las autoridades para que les platique lo que sabe, lo que tiene, lo que hizo. Su testimonio, dicen los que saben, puede ser un terremoto político-financiero que alimente la retórica del presidente López Obrador sobre el pasado.
2.- Pío López Obrador confiesa en video haber recibido más de 7 millones de pesos en efectivo para la campaña de su hermano Andrés Manuel. Nada contra él. El viernes, al exsecretario general adjunto del PRI le ordenaron regresar al bote por un asunto que directamente implica 750 mil pesos, una novena parte.
3.- Vamos muy bien contra la pandemia, dicen. Pero la habilitación de un hospital Covid de emergencia en el Centro Citibanamex era por tres meses. Ahora, me revelan, el gobierno de la Ciudad de México pidió a los empresarios que lo amplíen. Este tipo de datos radiografían que la situación está muy muy grave, en contra del discurso oficial tan triunfalista.