¿Por qué ante tantos tropiezos y desatinos del gobierno del presidente López Obrador, la oposición sigue sin existir? La respuesta me parece sencilla: porque no tiene figuras.
Es cierto que también le ha faltado discurso, porque desde que llegó López Obrador a Palacio Nacional han sido muy claros en decir qué no quieren, pero no han logrado posicionar ninguna idea, plan, anhelo, sueño o esperanza, de qué es lo que sí quieren. Y dejan al ciudadano desencantado o enojado con el presidente AMLO con la durísima disyuntiva de decir: lo que hay ahorita es pésimo, regresemos al pasado que fue también malísimo.
Y eso se expresa justamente en sus figuras. ¿Cómo puede el PRI reinventarse si al frente tiene a un ex gobernador señalado de corrupción, con una casa que no atina a explicar de dónde salió, y que llegó al cargo en una elección brutalmente priista? ¿Cómo articular un discurso opositor si tres veces por semana sale un nuevo escándalo de corrupción del pasado y su ex presidente tiene que disfrazarse para salir? ¿Cómo, si sus principales figuras en el Congreso y en las gubernaturas tienen sobre sí la sombra de la sospecha de malos manejos, y la pregunta en el aire es cuándo se decidirá el gobierno a que acompañen a Rosario Robles?
¿Cómo puede el PAN reinventarse si a las primeras de cambio todos recordamos quién es el “jefe Diego”, que nunca ha sabido respetar la frontera entre el ejercicio de la política y el litigio para beneficios privados? Como han dicho muchos: si las propiedades de Bartlett equivalen a seis “casas blancas” de Peña Nieto, con todo lo de Bartlett no alcanza ni para pagar la deuda de predial de un rancho del “Jefe Diego”. ¿La oposición es Calderón, con todos los cadáveres a cuestas?
Yo soy de los que piensan que López Obrador necesita un López Obrador: una figura con un discurso que emocione, con legitimidad, con arrastre, que dé marcación personal al presidente, que lo traiga “cortito” como AMLO trajo “cortitos” a Fox, a Calderón, a Peña, cuando fueron presidentes.
Mientras la oposición no lo encuentre, seguirá desperdiciando oportunidades: las 150 alcaldías de Morena con pésimos resultados de gestión, la gubernatura de Cuitláhuac en Veracruz, la de Cuauhtémoc Blanco en Morelos, la de Rutilio en Chiapas, el crecimiento cero, el desempleo, los altos índices de inseguridad, la violencia desatada, la sumisión ante Trump, la protección a Bartlett. Tantos y tantos tropiezos… que nadie capitaliza políticamente.
SACIAMORBOS
1.- De aquí a diciembre, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, prepara ocho cambios en su gabinete. Algunos de ellos en áreas estratégicas. Se sacudirá grupos políticos ajenos, buscará dar un golpe de timón en la administración, y apostará por los suyos, suyos, suyos. Eso me cuentan.
2.- Reunión en Palacio Nacional. Los empresarios dicen que van a invertir. El presidente dice que los quiere. Todo mundo sabe que ellos no van a invertir… y que él no los quiere.
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