Lo del Banco del Bienestar es un barril sin fondo. Uno más de los caprichos del presidente López Obrador que no parecen ir a ningún lado y siguen consumiendo dinero. La promesa fue que en el 2020 habría casi 3 mil sucursales funcionando. Ya terminó 2021 y lo que hay es una broma:
El banco no existe pero ya van tres directores. Acaban de correr a la última en medio de sospechas de corrupción. E incluso con la ayuda de emergencia del Ejército, sólo han construido mil 100 sucursales que no son sucursales porque es el puro cascarón: no tienen cajeros automáticos, no hay sistema, no hay equipos, no hay personal. Muchas de ellas en sitios remotos, inaccesibles para los eventuales clientes, y sin servicios básicos de agua, luz, drenaje, al grado que están evaluando instalarles plantas de luz que funcionan con gasolina (sale más barato que pedirle a CFE el tendido de postes y cables), hacer fosas sépticas en vez de drenaje y usar tinacos almacenadores de agua suministrada con pipas.
No dude usted que como respuesta a esta columna el gobierno muestre fotografías de alguna sucursal del Banco del Bienestar operando sin contratiempos. Será una más de sus mentiras. En realidad, sólo hay 20 —sí, leyó usted bien: 20— sucursales que funcionan y a éstas se suman las 250 de Bansefi que venían del gobierno de Peña Nieto y que fueron absorbidas por el Banco del Bienestar. O sea que el gobierno puede decir que ya hizo 300 sucursales, pero será mentira: prometió 2 mil 700, ha hecho 20 y le cambió el nombre a 250.
El ridículo viene de años atrás y el gobierno ha sido incapaz de rectificar. Cuando el Banco del Bienestar daba sus primeras muestras de fracaso, el presidente López Obrador hizo lo que siempre hace: doblar la apuesta. Mientras su sueño bancario no podía ni arrancar, anunció que ¡tendría una expansión! Y entonces prometió que le inyectaría 5 mil millones de pesos en el 2020 más 10 mil millones de pesos en el 2021. En total, 15 mil millones de pesos para construir, equipar y conectar las 2 mil 700 sucursales prometidas con cajero automático, sistema, equipo y personal. Con todo este dinero sólo han podido hacer 20 sucursales y ya le asignaron otros 16 mil 767 millones de pesos en el presupuesto para este 2022.
Por si el escándalo no bastara, acaba de entrar el ¡tercer director general! del banco en lo que va del sexenio: Víctor Manuel Lamoyi Bocanegra. La que se fue, Diana Álvarez Maury, salió bajo sospecha por haber otorgado un contrato de más de 18 mil millones de pesos a un empresario costarricense para la operación del banco a través de una empresa panameña.
Hacemos cuentas del banco de que no existe: le dieron 5 mil millones en 2020, 10 mil en 2021, casi 17 mil en 2022 más los 18 mil del contrato de operación. ¡50 mil millones de pesos asignados a un banco que sólo existe en la prolífica imaginación del Presidente!
Porque hoy, del “nuevo banco” —como casi todo en este gobierno— puro bla, bla, bla.