Desde Palacio Nacional se orquesta una estrategia para cristalizar las acusaciones en contra del candidato de Movimiento Ciudadano a la gubernatura de Nuevo León, Samuel García. “Vamos con todo contra él”, me dice una fuente de alto nivel.
Lo que no está decidido es si lo van a hacer en los próximos días, antes de las elecciones. Temen que si siguen esta ruta y Samuel García queda inhabilitado como candidato, el partido Movimiento Ciudadano lo sustituya por su aspirante a la alcaldía de Monterrey, ni más ni menos que Luis Donaldo Colosio hijo. La marca Colosio significaría para el “movimiento naranja” arrasar en esos comicios. Por eso quizá se esperen al resultado de la elección.
Las acusaciones no son nuevas y han estado circulando, hasta en medios de comunicación, desde hace varias semanas: Samuel García y su familia estarían involucrados en una red de factureros, defraudadores fiscales y lavadores de dinero. Enfáticamente, el candidato de MC ha rechazado estos señalamientos, incluso cuando llegaron desde la Fiscalía General de la República.
Pero según las autoridades, tienen el caso muy bien documentado. Aseguran que han detectado movimientos irregulares por más de 10 mil millones de pesos, de acuerdo con información de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y de la Fiscalía General de la República, con el respaldo de la Consejería Jurídica de Presidencia.
Veremos hasta dónde se animan y atreven. El objetivo parece ser no sólo inhabilitar a Samuel García (en esta elección del 6 de junio, o si logran anularla y repetirla en unos meses) sino tratar de dar respiración de boca a boca a Morena, cuya candidata, Clara Luz Flores, inició como puntera en las encuestas y se desplomó escandalosamente. El mayor beneficiario de este desplome fue justo Samuel García, quien encabeza las encuestas y ha centrado su campaña en las redes sociales con el decisivo apoyo de su esposa, la influencer Mariana Rodríguez. La apuesta gubernamental es que sin Samuel, esos votos vuelvan a Morena. No parece tan sencillo: los norteños están enojados por la flagrante intromisión del presidente López Obrador en sus elecciones.
SACIAMORBOS
La carta del canciller Marcelo Ebrard a la revista The Economist rompe con el estilo cerebral y desapasionado con el que suele expresarse públicamente. El tono pedante y agresivo con el que responde al titular de “El Falso Mesías” sobre AMLO, en realidad busca dos objetivos:
El primero es resucitar políticamente. Ebrard se derrumbó la noche del 3 de mayo con la Línea 12 del Metro. Quiere congraciarse con López Obrador, regresar al tablero de la sucesión, y qué mejor que defenderlo de un medio de comunicación crítico, haciendo uso —para que se note la lealtad— del tono obradorista.
El segundo objetivo es lanzar una cortina de humo (especialidad de esta administración) para que no se hable de la singular visita del director de la CIA a México. Eso de que vino a afinar detalles de la gira de la vicepresidenta Kamala Harris sencillamente no es creíble: ¿desde cuándo el jefe de la CIA es el organizador de las giras de la vicepresidenta? ¿desde cuándo el líder del cuerpo de inteligencia americano se volvió un jefe de protocolo?
¿A qué realmente vino el jefe de la CIA a México? No hay gato encerrado, algo mucho mayor: hay ganso encerrado.
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