En funciones de regente de la Ciudad de México, ante la crisis electoral que sufrió Morena, el presidente López Obrador prepara un abordaje completo en la capital del país: meterá a cuatro operadores de toda su confianza para tratar de combatir a la oposición.

El primero es su hijo, Andrés López Beltrán, conocido como “Andy”, quien en la elección de 2018 se encargó de operar en favor de Morena en la Ciudad de México. El hijo del presidente tiene un instrumento central para conseguir este objetivo: Carlos Torres, el nuevo jefe de los superdelegados y de los Servidores de la Nación, es su gente. Ellos estarían retacando de programas sociales las alcaldías más competidas.

El segundo es Martí Batres, quien estaría por asumir la Secretaría General de Gobierno de la Ciudad de México. Él estaba inicialmente contemplado para ocupar el lugar de Irma Eréndira Sandoval en la Secretaría de la Función Pública, pero de cara al porrazo electoral que se llevó Morena en la capital, el presidente AMLO cambió su estrategia y manda a Batres, experimentado operador, a dar esa pelea.

La tercera es Luisa María Alcalde, secretaria del Trabajo federal, para apuntalar el programa de Jóvenes Construyendo el Futuro y, en general, tender un vínculo de Morena con los nuevos votantes.

El cuarto operador es la estrella: el propio presidente López Obrador. Ya lo dijo a sus cercanos: de la Ciudad me encargo yo. Su intención es doble: recuperar la Ciudad en favor de Morena y lograr que su consentida, Claudia Sheinbaum, sea su sucesora. Está dando a la jefa de Gobierno trato de hija sobreprotegida. Le está haciendo todo el trabajo: el político y el de gobierno. Y eso de la sobreprotección siempre termina mal.

El primer mandatario ya dejó claro que ella es su candidata al 2024. Cualquier político de medio pelo consideraría un grave error exhibir su carta con tanta anticipación: lo único que ha conseguido es, en el momento de mayor debilidad de la jefa de Gobierno por la tragedia en la Línea 12 y el resultado electoral, ponerla en la mira de todos los que quieren la Presidencia en tres años. Está claro quién es la rival a vencer y a quién hay que atacar.

Sin embargo, si algo nos ha dejado clarísimo este presidente, es que no toma las decisiones políticas obvias. El presidente López Obrador nos tiene acostumbrados a sus desplantes de poder, a demostrar que es tan fuerte que le alcanza para hacer su voluntad… y más. ¿No quieren que un violador sea gobernador? Félix va. ¿Me lo bajan de la boleta? Va su hija. Esto es igual. ¿Qué está pensando el presidente?: ataquen todos a Claudia, me alcanza para ponerla de candidata y más… porque en el fondo, yo voy a ser el candidato.

Peligroso juego el de la soberbia.

SACIAMORBOS.— Hay escasez mundial de gas. El precio del gas está alto por esto. El presidente considera que él lo puede resolver, metiendo a Pemex en esto y creando “Gas Bienestar”. Tenemos escasez de medicamentos contra el cáncer, ¿por qué no se anima el presidente a crear una empresa distribuidora de medicinas del Bienestar, y listo? Ahhhh… ya lo hizo, desde hace un año, Birmex se llama, y seguimos sin medicamentos.

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