El presidente lleva 13 días diciendo que no sabe qué pasó con el Mayo Zambada. En realidad, el gobierno estuvo enterado antes, durante y después de la operación que concluyó con la detención en Estados Unidos de Ismael “El Mayo” Zambada y de su ahijado Joaquín Guzmán López.

Mandos del Ejército, de la Marina, del gobierno de Sinaloa y del gobierno federal —que pertenecen al mismo partido político— fueron informados por las dos facciones del cártel de Sinaloa (Los Chapitos y los de El Mayo). Unos les dijeron lo que iba a suceder. Otros les contaron lo que ya había sucedido.

Incluso se sabe que un funcionario del gobierno morenista de Sinaloa estuvo en el lugar donde se quedaron de ver Joaquín Guzmán hijo y el Mayo Zambada, y que fue el punto de partida de la operación de la entrega. De esa casa de seguridad se trasladaron al aeropuerto de Culiacán, donde autoridades registraron el despegue de la aeronave que habría llevado a bordo a un piloto americano y a un agente de inteligencia del gobierno de Estados Unidos.

Las fuentes de primer nivel que me han revelado esto no tienen certeza de que el presidente López Obrador haya estado informado desde antes sobre el operativo en suelo mexicano, ni siquiera inmediatamente después de que se concretó la detención en territorio estadounidense. Pero sí tienen la certeza de que tan pronto surgió la noticia, en el gobierno federal tuvieron la película completa de lo que había sucedido. Y esa película llegó casi de inmediato al escritorio del presidente. Así que la decisión de López Obrador de acumular 13 días haciendo como que no sabe qué pasó es una decisión política para presionar a un posicionamiento oficial del gobierno estadounidense.

El gobierno federal mexicano siempre ha sabido dónde está y dónde se mueve Ismael “El Mayo” Zambada. Lo mismo con los hijos de “El Chapo” Guzmán. De hecho, el gobierno morenista de Sinaloa, que encabeza Rubén Rocha, tiene comunicación permanente con ambos grupos. Los respeta, los protege, los incluye en la operación política y hasta les ha dado contratos de obra pública. Lo único que el obradorato les pide a cambio —porque esa es una instrucción que llega desde el gobierno federal— es que no se maten, que no descompongan los índices de violencia en el estado y en el país.

La política de López Obrador ha sido explícita: no capturar a los grandes capos del narcotráfico. Lo declaró abiertamente el presidente desde el inicio del sexenio. Cuando ha caído algún nombre grande del crimen organizado ha sido por presión de Estados Unidos y de manera pactada. Por eso primero liberaron a Ovidio Guzmán en medio de una balacera que se extendió a todo Culiacán en 2019, y tres años después lo volvieron a aprehender y esta vez lo extraditaron sin que mediara un solo disparo, tres días antes de que llegara de visita a México el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

A ver si en estos días el presidente se decide y cuenta lo que desde hace días sabe sobre el caso del Mayo Zambada. Mientras tanto, se sabe que ya se reunieron, con la venia de Palacio Nacional, un representante del Mayo, uno de los Chapitos y uno del cártel del Golfo. El objetivo: que toda esta sacudida no derive en un baño de sangre.

SACIAMORBOS

Cuentan que el Mayo ya empezó a declarar ante el gobierno americano. Y que está hablando de políticos mexicanos. A diferencia del barrido de escaleras, platican que él está yendo de abajo hacia arriba.

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