El presidente López Obrador está de salida y concentrado en la sucesión. En la recta final de su administración hay varias “bombas de tiempo” que, si no le estallan a él, terminarán por estallarle a su sucesor(a). En estas Historias de Reportero iré detallando esos explosivos que ya están encendidos y que, por incompetencia, tozudez, desatención o como se quiera llamar, amenazan la estabilidad del país. Hoy empezamos con la bomba de tiempo económica.
La bomba de tiempo económica son las pensiones. La explicación es bastante sencilla y no requiere ser un especialista para entenderla. La población está envejeciendo: hay más viejos que jóvenes. Eso presenta dos desafíos centrales. El primero es que los presupuestos de los programas sociales de apoyo a los adultos mayores y los presupuestos del sector salud para atender las enfermedades asociadas a la edad van a tener que aumentar.
Pero eso es poca cosa comparado con el tema de las pensiones. El gobierno va a tener que pagar muchísimo dinero para cubrir las pensiones de toda la gente que se va a retirar de Pemex, CFE y el sector público en general. Más los que se pensionen del sector privado. Así como están las cosas, con el dinero de las Afores cayendo en picada, prácticamente toda la gente va a preferir retirarse usando la vieja ley del IMSS porque casi nadie tendrá en sus cuentas individuales suficiente dinero para vivir (las reformas de 1997 permiten escoger entre el viejo régimen o el de cuentas individuales, lo que más convenga a cada persona).
Esta es una bola de nieve que ha ido creciendo: en cosa de una década, el gobierno ha tenido que duplicar el presupuesto destinado a las pensiones, y ya le representa el 15% de su dinero. Es una barbaridad de dinero. Hay otra bola de nieve: el pago de la deuda. Por primera vez en años le representó al gobierno el 12% de su presupuesto.
El problema es que el gobierno no tiene dinero y no se ve de dónde lo pueda sacar: cada vez tiene menos ingresos por el petróleo y con bajo o nulo crecimiento económico recauda menos impuestos. Esto se vuelve un círculo vicioso porque deja de haber dinero para la inversión pública y esto frena aún más la economía: en esa misma década, la inversión pública ha caído más o menos a la mitad de lo que era. Por ejemplo, en infraestructura carretera el gobierno solía invertir 80 mil millones de pesos al año aproximadamente; ahorita, en términos reales (ajustando la inflación), anda en una tercera parte.
Si esta bomba no le estalla a López Obrador es porque la reubicación de fábricas (nearshoring) puede retardar el efecto… y a ver a quién le explota.
SACIAMORBOS
En referencia a la columna del jueves, el senador Osorio Chong asegura que no hay ninguna carpeta de investigación en su contra y que él no se va a dejar chantajear por el gobierno de AMLO para votar con ellos. Que eso… es práctica de Alito.
Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, y muchas opciones más.