Millones de toneladas de carbón, miles de millones de pesos, una jugosa fuente de recaudación para el gobierno, una jugosa fuente de financiamiento paralelo para Morena y una disputa en la que aparece en el epicentro una mujer que lleva muchos años en el sector energético, que ha tenido empresas del ramo y que hoy goza de una enorme influencia: Julia Abdala, la “no esposa, no concubina”, sí pareja por dos décadas de Manuel Bartlett, el director general de la Comisión Federal de Electricidad, principalísimo comprador de carbón.
Dos altos funcionarios de la Comisión Federal de Electricidad están enfrentados por el control del negocio del carbón. Se trata de dos hombres de confianza de Bartlett. Uno es Mario Morales y el otro es Miguel Reyes.
Morales es el director de Intermediación de Contratos Legados de Gas. Tiene bajo su mando todo el negocio del gas en México ―con el “asuntito” del gaschicol incluido―, que es fortuna e infortunio a la vez, sobre todo porque México genera alrededor de 70% de su electricidad con gas y la mayoría se importa de Estados Unidos, que ahorita está priorizando mandar gas a Europa para que el viejo continente pueda ir cortando lazos con Rusia ―su principal proveedor de gas― y así Vladimir Putin sienta con más fiereza las sanciones económicas.
Reyes está al frente de CFE Energía. Por su escritorio pasan los jugosos negocios de las termoeléctricas, la construcción, la importación eléctrica, la quema de combustóleo. Y ahí es donde, dicen mis fuentes, incide la señora Abdala.
Según fuentes de la CFE, a Reyes se encargó el reparto de los contratos de compra de carbón en Coahuila, principal productor. Reyes delegó el asunto de los contratos de carbón en Norma Leticia Morales ―muy cercana a la pareja de Bartlett―, quien a su vez operó a través de Miguel López y de Jorge Luis Morán, quien fue encargado de la UIF coahuilense en el actual gobierno priista de Miguel Riquelme y renunció para convertirse en coordinador de la precandidatura al gobierno del subsecretario de Seguridad federal, Ricardo Mejía Berdeja.
Las denuncias escalaron al más alto nivel. Y las sospechas sobre los manejos de Reyes se iban a investigar en la oficina de Morales. Vino el enfrentamiento. Incluso relatan que un cercanísimo a Bartlett, Pierre Antuan Gilly, gerente de Desarrollo Social de CFE, hablaba de demandar a funcionarios por extorsión y mencionaba a un “funcionario local”. Era Morán.
¿Por qué no sucedió nada? Las fuentes dicen que la señora Abdala intercedió por Reyes y el subsecretario Mejía Berdeja por Morán. Y se apagó el fuego.
Lo que no se apagó es el negocio. El plan de la CFE para este año es comprar el doble de carbón. Cosa de 5 millones de toneladas. Valen como 6 mil millones de pesos. Se retrasó dos meses el reparto de contratos porque estaban esperando qué iba a pasar con la ley eléctrica: hoy se produce 4% de la energía a partir de carbón y quieren subirlo a 12%, sin importarles el golpe ecológico. A fin de cuentas, es una gran fuente de ingresos para el gobierno… y para el partido.