El presidente López Obrador prometió que los servicios de salud de México serían como los de los países nórdicos. Sin embargo, ante el desabasto de medicinas, su gobierno está siguiendo el ejemplo de los países africanos más pobres: ya abrió la importación de medicamentos de China e India, que no tienen estándares altos de verificación, es decir, no está comprobado que esas medicinas curan lo que dicen que curan.
El gobierno federal está peleado con las empresas farmacéuticas privadas. Las acusa de ser corruptas, elevar los precios de los medicamentos y hasta de generar la crisis de desabasto de medicinas en el país como método de chantaje y presión. Para amagar a las farmacéuticas y tratar de mejorar el abasto, el gobierno publicó recientemente una autorización que permite la importación de medicamentos que están precalificados, es decir, que todavía no se ha comprobado al 100% que funcionan para lo que dicen que funcionan. Genéricos pirata, si se me permite el término.
Algunos de esos medicamentos vienen de China, otros de la India, país que es conocido mundialmente por tener un doble estándar: circula dentro de su territorio medicinas de primera, pero si le piden maquilar medicinas de segunda o tercera, las hace.
El gobierno argumentará que esta apertura a la importación implica comprar medicinas avaladas por la Organización Mundial de la Salud, pero ese es un truco: la OMS no avala la efectividad de las medicinas, sino que evalúa a las autoridades sanitarias de los países para cerciorarse de que tengan el equipo y los conocimientos que les permitan evaluar la efectividad de las medicinas. O sea, una cosa es que tengas todo para fabricar una buena medicina y otra que en realidad la hagas.
¿Por qué hace esto la OMS? Porque le interesa que las naciones más pobres del mundo tengan acceso a medicamentos. Porque en países en situaciones extremas de hambre, pobreza, guerra, es mejor tener medicinas que medio curan a no tener medicinas.
Todavía hoy México tiene altas certificaciones internacionales en materia de aprobación de medicinas, es decir, que los organismos de mayor prestigio en el mundo avalan que cuando las autoridades mexicanas determinan que una medicina sirve para tal cosa, en efecto sirve para eso. Al bajar sus estándares, México se acerca al África subsahariana y se desalinea de naciones como Estados Unidos, Canadá, Brasil, Colombia y Argentina.
Me parece de aplauso que el presidente AMLO haya llegado al poder con la misión de erradicar la corrupción y en ese sentido, limpiar las compras de gobierno. Se entiende que sospeche de corrupción en los contratos con las farmacéuticas: tratándose de la administración Peña Nieto, lo raro es que no hubiera habido corrupción. Pero el mal diseño de política pública para lograr esos objetivos ha desatado el desabasto y ha orillado al gobierno a terminar comprando medicinas… a las mismas empresas privadas que tachaba de corruptas y había vetado.
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