El presidente lo quiere presentar como un logro de su gobierno. En realidad, es uno de sus fracasos más estrepitosos. Un fracaso que, además, traiciona su promesa de no usar dinero del pueblo para salvar empresarios. Y no lo hizo una vez. Lo hizo dos veces y con la misma empresa, Altán Redes , consorcio español cuyos dueños supieron meterse en el corazón —y el bolsillo— de Palacio Nacional.

La historia es bastante sencilla. López Obrador encargó a estos empresarios consentidos de la 4T su ambicioso plan Internet para Todos: conectividad en todos los rincones del país. Cuando vio que fracasaba, el presidente AMLO siguió el manual de otros presidentes y metió la mano en el bolsillo del pueblo para inyectarle dinero a la empresa privada: ordenó que los ahorros de los trabajadores en las Afores se invirtieran en Altán Redes para capitalizarla y ayudarle a lograr su objetivo. Pero fracasó de nuevo. Y apenas la semana pasada, en su conferencia mañanera, el presidente anunció que repetía la dosis, que metía de nuevo la mano en el bolsillo del pueblo para rescatar a Altán con 3 mil millones de pesos.

Si no lo hacía, Altán quebraba y los trabajadores se quedaban sin sus ahorros en las Afores que López Obrador había invertido ahí. Imagínese el escándalo. Para evitarlo, el presidente tomó dinero del pueblo para que no dejen de pagar las pensiones al pueblo. Apostó con dinero de los trabajadores, y perdió. Y pagó su pérdida con más dinero del pueblo.

Es una manipulación que lleva el sello de la casa y que coloca a López Obrador en el mismo basurero al que arrojó durante tantos años de opositor a quienes rescataron a los bancos con el Fobaproa. Entonces, usaron dinero de todos los mexicanos para que no se perdieran los ahorros en el banco de millones de mexicanos. AMLO, que siempre criticó que se socializaron las pérdidas y se privatizaron las ganancias, hoy está haciendo lo mismo. Rescató a una empresa privada. Rescató a una empresa propiedad de empresarios afines el régimen. ¿Por qué a ellos sí y a otros empresarios en quiebra, no? ¿Por qué a ellos sí y a un trabajador que no ha podido pagar su tarjeta de crédito, no?

Lo de Internet para Todos ha sido un pésimo negocio, un tiradero de dinero, un barril sin fondo. Dice que es una gran inversión, pero oculta que es una gran bola de nieve que explotará porque el esquema de negocios no es viable ni rentable. Es uno de esos caprichos presidenciales que por más que se demuestre que no va a funcionar, López Obrador —incapaz de rectificar— insiste en inyectarle dinero.

En entregas anteriores de estas Historias de Reportero denuncié las redes de influencia de Altán Redes, sus contactos en el gobierno, el grupo de funcionarios que les abrió las puertas bajo sospecha de corrupción (21 y 22 de octubre, y 1 de noviembre de 2021).

López Obrador lleva desde 2019 diciendo que Internet para Todos va muy bien, que ya casi está listo para echarse a andar. Lo repitió en 2020, en 2021 y esta semana de 2022. Un profesional del engaño.

historiasreportero@gmail.com

 

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