Al momento de cerrar esta columna, Estados Unidos está en proceso de franca mexicanización: sin resultados oficiales que los respalden, los dos candidatos a la Presidencia se proclamaron vencedores.

En contra de lo que se esperaba, no fue Donald Trump el primero que sacudió el tablero, sino su rival, Joe Biden. Frente a la total incertidumbre por falta de resultados contundentes y a pesar de que en ese momento iba segundo lugar en los conteos en la mayoría de los estados clave, Biden salió a decir que iba en ruta a ganar la elección. Trump no se aguantó y tuiteó, con faltas de ortografía, que querían robarle la elección.

El asunto empieza a descomponerse después de varias horas en que los actores políticos y mediáticos se comportaron con una inesperada mesura ante un esperado guión: una elección competida, realizada en condiciones desafiantes e inéditas, una noche larga y que terminara el martes electoral sin un ganador declarado. En la costa este de Estados Unidos concluyó el martes, y en la primera hora del miércoles salió Biden y le respondió Trump.

Y así, el escenario más probable… se complicó.

A estas alturas, ya hay algunas lecciones que se pueden desprender del resultado.

1.- Gobernar mal puede no ser tan grave


A Trump le está yendo mucho mejor de lo esperado. Aún cuando pierda la elección, frente al desastre en la gestión de la pandemia, es asombroso que no haya sido derrotado estrepitosamente. ¿Qué hace que un votante refrende su confianza en un hombre que ha demostrado incapacidad para resolver la crisis más importante de su administración? ¿Cómo es competitivo un hombre que ha despreciado la peligrosidad de un virus que ha matado a 250 mil personas? Era para que le pusieran una paliza.

2.- No sólo basta ser el “anti”


No sólo basta con enarbolar el NO a lo que hay, sino que es necesario explicar el sí a qué. Hay que tener un buen candidato que entusiasme, una oferta de futuro que despierte esperanza. Capitalizar el enojo contra un mandatario no basta, tratar de posicionarse en política sólo por ser el “anti” no garantiza un resultado holgado aún cuando exista insatisfacción con el gobierno.

3.- No es electoralmente rentable apostar por sólo un sector de la población


Quizá sea la útima vez que atestigüemos que Texas sea el bastión republicano. Lo cerrado de la votación en esta entidad es fruto de la diversificación de la población, particularmente por la importante cantidad de latinos que viven en la frontera con México. Un electorado diverso es algo que sólo va a crecer con el tiempo.



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