Estamos en el quinto año de gobierno, al presidente AMLO le quedan quince meses de su mandato, y no se ha dado el tiempo para visitar ni una sola vez a nuestros compatriotas que viven y trabajan en Estados Unidos.

El censo de 2020 registró una población de 126 millones de mexicanos que vivimos en el territorio nacional. Adicionalmente, hay 12 millones de personas nacidas en México que viven y trabajan en EU.

La novedad es que la reforma al artículo 30 constitucional en materia de nacionalidad publicada en el Diario Oficial de la Federación con fecha 17 de mayo de 2021 (https://is.gd/pl1Dha), establece que son mexicanos por nacimiento los que nazcan en el extranjero, hijos de padres mexicanos, de madre mexicana o de padre mexicano

Ello agrega 26 millones de personas que, al ser hijos o nietos de mexicanos, aun sin haber nacido en México, tienen el derecho a reclamar el estatus de mexicanos por nacimiento. Así que el número total de mexicanos es de 126 + 12 + 26 = 164 millones.

¿Por qué el presidente habría de visitarlos, si ellos se fueron de nuestro país? Pues porque son mexicanos, y siguen siendo mexicanos, vivan donde vivan; son parte de la nación mexicana transterritorial.

¿Por qué AMLO no los ha visitado? No lo sé, pero planteo aquí algunas hipótesis:

Porque su peso político en las elecciones presidenciales mexicanas es muy reducido.

Porque AMLO no quiere dar motivos de que lo acusen de interferir en la política interna de Estados Unidos, ni dar pie a que políticos estadounidenses hagan política en México.

Porque teme enfrentar reclamos de grupos de dirigentes migrantes organizados, por el relegamiento y olvido en que los tiene.

A pesar de la aparente cautela, AMLO ha hecho declaraciones intervencionistas en la política interna estadounidense. En 2020 llenó de elogios a Donald Trump en la Casa Blanca, cuando el mandatario estadounidense buscaba su reelección. En 2023 llamó a hispanos a no votar por legisladores que proponen la entrada del Ejército de EU a territorio mexicano para combatir el tráfico de fentanilo y los cárteles de droga, y el 3 de julio pidió no darle ningún voto al gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien acaba de promulgar una nueva ley antimigrante, y busca la nominación republicana para ser candidato a presidente en 2024.

No nos ha caído el veinte en el sentido de que eventualmente un mexicano nacido en Estados Unidos podría contender para presidente de México.

El 4 de julio, la nueva canciller Alicia Bárcena anunció mayor atención y asistencia a la diáspora mexicana en Estados Unidos, mientras AMLO prepara una versión de Sembrando Vida en su apoyo. Estos programas no han detenido el éxodo; el número de mexicanos sin papeles detenidos por autoridades migratorias de aquel país se incrementó de 309,230 en 2020 a 823,057 en el año fiscal 2022 (www.cbp.org).

Los presidentes Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto incluían reuniones con las comunidades mexicanas cuando visitaban EU, AMLO reconoce a los migrantes en sus discursos, pero en los hechos podría convertirse en ‘el presidente de México que nunca visitó en funciones a nuestros compatriotas en Estados Unidos’.

No es algo por lo cual un presidente mexicano quisiera ser recordado.

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