Establecida en la Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano (LGAHOTDU) del año 2016, la Estrategia Nacional de Ordenamiento Territorial (ENOT), se concibe como el elemento base para la planeación del uso racional del territorio y el desarrollo equilibrado del país.

Carlos Corral Serrano 
 

La ENOT con base en la regionalización funcional debió plantear medidas para reducir las disparidades regionales; proponer lineamientos para la dotación de la infraestructura, equipamiento e instalaciones fundamentales para el desarrollo de las regiones.

Esta Estrategia Nacional es una ventana de oportunidad para dar solución a un gran número de problemáticas que afectan no sólo al territorio y sus recursos, sino también a todos los entes que en él confluyen, es una de las últimas oportunidades con la que contaba el actual gobierno para definir con una visión integrada, los proyectos de gran envergadura que impulsarían a cada una de las regiones del país, potencializando sus capacidades productivas y sus recursos disponibles (ambientales, demográficos, población indígena, valores culturales, patrimonio turístico, etc.).

El gobierno de la 4T debió coordinar a los representantes de las entidades federativas y a los líderes de los diferentes sectores económicos y sociales para delinear de forma conjunta la Estrategia Nacional, considerando los problemas actuales y sus tendencias futuras, integrando los aspectos sociodemográficos, económicos y ambientales con un horizonte a 20 años, es decir, una oportunidad única para reordenar los asentamientos humanos del país, que contribuya a mejorar la calidad de vida de los habitantes con una mayor igualdad socio espacial y mejores oportunidades, con modelos territoriales emergentes, consistentes y progresistas que promuevan mejores sistemas de salud, de comunicaciones y suministro de bienes y servicios, considerando siempre los riesgos y vulnerabilidades del entorno ambiental inmediato y las posibles externalidades globales.

Debió inclusive considerarse un insumo básico en el desarrollo del Plan Nacional de Desarrollo (PND) así como un instrumento armonizador de los programas sectoriales del actual Gobierno Federal.

Como resultado de incoherencias sistémicas, la ENOT se publica en el DOF en abril de 2021, posterior al desarrollo y publicación del actual PND y del resto de los programas sectoriales de la presente administración federal, incluyendo desde luego, el Programa Sectorial de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano 2020-2024, publicado en el DOF en junio de 2020. Lo anterior, a pesar de que la LGAHOTDU deja claro en su artículo 26 que dicho Programa se sujetará a las previsiones del PND y a la ENOT, ya que son instrumentos con jerarquía superior.

La SEDATU no mostró la menor relevancia para su difusión, aun cuando el país ha padecido la falta de planeación y un marcado contraste del desarrollo regional, cuando es evidente que el territorio está fragmentado, cuando presenta un sinfín de disparidades y está basado en un modelo por demás inadecuado y nada sostenible, de altísima concentración de población en unas cuantas Zonas Metropolitanas y una costosa dispersión de localidades rurales, la ENOT fue una víctima más del sistema.

Director Ejecutivo de la Asociación Mexicana de Urbanistas, AC. 
contacto@amu.com.mx 


 

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