No es nuevo, y preocupa cada vez más: México vive una crisis de inseguridad abrumadora.
Conocemos la historia: unos días después de tomar posesión, el 10 de diciembre de 2006, Calderón anunció el Operativo Conjunto Michoacán, que movilizó a más de 6,600 elementos de las fuerzas públicas (entre soldados, policías y marinos) para recuperar zonas de Michoacán que estaban en control de grupos criminales. Un mes después -vestido con ropa militar- Calderón se refirió a las movilizaciones contra la delincuencia organizada como ‘guerra’, con lo que bautizó la desde entonces tristemente célebre Guerra contra el narco.
Se ha hablado mucho, pero se ha estudiado poco. Melissa Dell, profesora de economía en Harvard, analizó los datos. Se enfocó en las elecciones municipales entre 2007 y 2010, en particular en aquellas alcaldías que el PAN ganó o perdió por un margen pequeño. La razón es simple: un lugar donde el PRD arrasó es muy distinto a uno donde el PAN gana contundentemente, y no podemos comparar peras con manzanas. Pero si el margen es pequeño, y después hay diferencias significativas en las políticas públicas, las podemos atribuir con confianza a la línea partidista.
Como el partido de Calderón promovió la confrontación, interesa saber si la inseguridad aumentó de forma significativa en los territorios gobernados por el PAN (respecto al resto de los municipios). Sus regresiones dicen que la respuesta es sí. Los enfrentamientos entre fuerzas estatales y criminales aumentaron significativamente en los municipios gobernados por el PAN, y esto se tradujo en un incremento de entre 27 y 33 homicidios (relacionados con el tráfico de drogas) por cada 100 mil habitantes.
La confrontación tuvo un segundo efecto. Como incrementó la probabilidad de que la mercancía fuera confiscada a su paso por municipios panistas, los grupos criminales optaron por vías alternas que evitaran esos municipios. La política gubernamental desvió el tráfico de drogas a otras zonas. El modelo de Dell estima que la tasa de homicidios (por cada 100 mil) incrementó en 0.54 homicidios por cada nueva ruta adquirida en un municipio no-panista.
El análisis que hace Dell de la organización industrial del tráfico de drogas muestra que las intervenciones de los alcaldes panistas debilitaron a los cárteles que tenían el poder de los municipios, pero al debilitarlos los cárteles enemigos vieron opciones fáciles para ampliar su territorio. En términos económicos, la Guerra contra el narco redujo el costo de apropiarse de ciertos municipios. Las pugnas por territorio entre cárteles son -de acuerdo con Dell- la principal causa directa de la violencia.
De la investigación de Dell podemos sacar cuatro conclusiones: 1) el PAN sí combatió el crimen organizado; 2) el PAN debilitó a las estructuras criminales que operaban en las zonas bajo su administración; 3) socavar a ciertas organizaciones criminales animó a otras a pelear por el territorio. (Esto no significa que no hubo corrupción en los gobiernos panistas, y no hay juicios de valor sobre la política del PAN; son hechos).
La cuarta conclusión es la más importante: la guerra contra las drogas es perjudicial. No solo no reduce la delincuencia, la incrementa.
La historia de México lo sigue comprobando. Con Peña Nieto las cosas en materia de seguridad no solo no mejoraron, sino que empeoraron. En total, los homicidios dolosos incrementaron 14 por ciento durante el sexenio de Peña Nieto.
El autonombrado mesías que hoy gobierna prometió una nueva estrategia de seguridad que tampoco ha resultado. 2019 fue el año más violento de la historia. En los primeros veinte meses de su gestión ocurrieron 59, 451 homicidios dolosos, cifra muy superior a la registrada en los veinte primeros meses de las tres administraciones pasadas. En 2020 casi 100 personas fueron asesinadas por día. Hoy, México, con una tasa de casi 30 homicidios por cada cien mil habitantes, se encuentra en el número trece de los países más violentos del mundo.
La Guerra contra el narco fue y sigue siendo un error, por una razón allende de cualquier partido político: la lucha contra las drogas está condenada al fracaso. El mundo lleva más de una centuria luchando contra las drogas. Empezó formalmente en 1909, después de la conferencia organizada por la Comisión Internacional del Opio, en Shangai. El aparato actual de fiscalización de drogas está basado en la Convención Única de 1961. Eso no ha impedido que, de acuerdo con Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, las ganancias del narcotráfico sigan en el orden de los 320 mil millones de dólares anuales. Es cierto que el crimen organizado no solo trafica drogas, pero las ganancias por narcotráfico (que ocupan el primer lugar de la lista) representan casi el 20% de sus ingresos mundiales, y son 30% mayores que las ganancias por su segunda actividad más lucrativa (falsificación). Acabar con el negocio ilícito de drogas disminuirá significativamente la violencia.
Contrario a lo que se piensa, el tráfico de personas, el tráfico de petróleo y el tráfico de vida silvestre (las siguientes tres actividades más lucrativas) son negocios menores de los capos de todo el mundo.
En México, durante la época de Calderón, el gobierno invirtió alrededor de 9 mil millones de dólares al año en combatir al narcotráfico. Esa cantidad es equivalente al costo de uno de los programas más exitosos en la historia para reducir la pobreza, Progresa/Oportunidades/Prospera ( sobre el que ya escribí ). Es ridículo invertir en un empresa fracasada cuando podríamos estar ayudando a generaciones completas a mejorar sus condiciones de vida.
En otros países también hay evidencia clara. Entre 1980 y 2000 -como parte de la política antidrogas- EU incrementó 15 veces el número de encarcelamientos por delitos relacionados con el narcotráfico, pero el impacto sobre el tráfico de drogas fue prácticamente nulo. La época de la ley seca en los años veinte parece que no les enseñó nada sobre la inutilidad del prohibicionismo. Lección de clase introductoria de economía: el mercado negro incrementa las ganancias de los productores (porque incrementa el riesgo) y mientras haya compradores persistirá la oferta.
Además, la política antidrogas afecta a los más depauperados. Vidal Romero, profesor de Ciencia Política en el ITAM, explica que para producir un kilo de cocaína se necesita una tonelada de hoja de coca. La tonelada de hoja de coca (insumo) cuesta entre 400 y 500 dólares. Sin embargo, el producto final alcanza los 120 mil dólares. Imaginemos que el costo de procesamiento es elevadísimo: 50 mil dólares, pues además del laboratorio y los especialistas hay que sobornar funcionarios públicos y pagar sicarios que protejan los traslados. Entonces cuesta 50,500 dólares producir la tonelada de cocaína, pero se vende en 120 mil. ¿A quién no le gustaría tener una empresa con márgenes de ganancia de casi 60%?
En un mercado regulado las utilidades serían mucho más bajas, a los agricultores se les pagaría más, el producto sería de mejor calidad y los impuestos se podrían usar para programas de prevención de adicciones y rehabilitación.
Claro que van a saltar aquellos que argumentan que legalizar las drogas nos conducirá a una sociedad donde todos son drogadictos; el fin de la civilización. O que nos cuentan las trágicas historias de cómo un drogadicto destruye familias. Ambas son falacias. Quizá piensan -como buenos machos mexicanos- que la humanidad se va a acabar por legalizar el matrimonio igualitario (o el aborto). Hace falta que sepan que Uruguay aún no ha colapsado, y que en las calles de Oregon la gente sigue trabajando (Uruguay y Oregon, hay que enfatizarlo, son lugares mucho más seguros que México).
El alcohol y el tabaco se venden en cada esquina, ¿acaso todos somos fumadores compulsivos y alcohólicos? El alcohólico también destruye familias, pero nadie sale a pedir que prohíban el ron, porque todos sabemos que dispararle a una araña con un tanque es una estupidez. La ONU estima que solo 0.6% de la población mundial es adicta a una droga. En México, el informe de la Secretaría de Salud de 2019 apunta a una cifra idéntica. ¿Quién puede pensar que es sensato continuar con una política que nos afecta diariamente a todos por un problema que aqueja al 0.6% de la población?