Un sistema democrático tiene varios referentes que la identifican y potencializan con base en diversos indicadores; uno de ellos lo constituye la participación ciudadana en las elecciones, justamente por ser el referente primario de la renovación periódica del poder público a través de la voluntad de las y los ciudadanos manifestada en las urnas el día de la jornada electoral.

En este sentido, resaltamos un importante estudio presentado en la Comisión de Organización Electoral del Instituto Nacional Electoral (INE) que me honro en presidir, sobre la participación ciudadana en las pasadas elecciones federales de 2021.

El estudio, que se basa en una muestra representativa, a través de 33 muestras probabilísticas utilizando para ello un método de selección aleatoria simple sin reposición, cuyo tamaño fue de 2,354 listas nominales que correspondieron a casillas básicas, contiguas y extraordinarias y en las que se analizó, entre otras variables, la participación ciudadana según sexo, edad, tipo de sección, etcétera.

Entre los resultados más representativos de este estudio encontramos los siguientes:

La lista nominal de electoras y electores en 2021 alcanzó un total de 93.5 millones de registros, 12% más respecto a las elecciones de diputaciones federales de 2015.

De ese universo, el 51.2% corresponden al género femenino por un 48.8% del género femenino.

Alrededor del 45% de la ciudadanía que contaba con credencial de elector correspondió al grupo de edad de los 20 a los 39 años.

El 51.8% de las y los ciudadanos participaron en esta elección; en 2003 solo participó el 41.3% en contraste con 1992 se alcanzó una participación del 66%.

Destaca la participación de las mujeres toda vez que el día de la jornada electoral, como cada elección, asistieron a las urnas un estimado de un 55.6% de mujeres por un 44.4% de los hombres, es decir, una diferencia de poco más de 11 puntos porcentuales lo que obliga a diversas instancias a seguir fortaleciendo la participación femenina en diversas esferas de la vida pública.

Los grupos de edad con mayor abstención son los que corresponden a rangos de edad de 19 a 39 años y de 85 y más. En contraste el segmento de la población que más participó en la elección fue de entre 45 y 79 años; resalta el rango de 65 a 69 años con una participación del 68.4%.

Las y los ciudadanos inscritos en la lista nominal muestran que el Estado de México es la entidad con mayor número de electoras y electores con 12.6 millones de registros seguidos de la Ciudad de México con 9.9 millones; Jalisco con 7 millones; Veracruz con 6.1 millones, y Puebla con 4.8 millones. En tanto las entidades con menos registros en los listados nominales encontramos a Nayarit con un millón de electoras y electores, seguido de Aguascalientes con 900 mil; Tlaxcala con 800 mil; Baja California Sur y Colima con alrededor de 700 mil registros y, finalmente Campeche con 600 mil registros.

No obstante, el número de personas inscritas en la lista nominal por Estado no es directamente proporcional a la participación de la ciudadanía en las elecciones. En este sentido, tenemos que la entidad federativa en la que participó la población más activamente fue Tlaxcala con el 65.8%, seguida de Yucatán con 62.9% y Campeche con el 62.3%. En sentido contrario, las entidades con menor participación encontramos a Sonora con el 42.8%, Durango con el 42%, y Baja California con el 37.7%.

Debe resaltarse que en 29 entidades federativas las mujeres participaron más que los hombres, ya que únicamente en Baja California, Quintana Roo y Baja California Sur, el género masculino votó ligeramente más que las mujeres.

Estos datos le permitirán al INE redireccionar diversas estrategias para incrementar la participación ciudadana; para fortalecer algunos programas, así como generar sinergias con otras instancias que permitan a la ciudadanía involucrarse en elecciones. Asimismo, estos resultados que serán del conocimiento del Consejo General del INE, su máximo órgano de dirección, serán de gran utilidad a los actores políticos para definir estrategias y, eventualmente, políticas públicas para la atención de las demandas de la población.

Para el gremio académico y periodístico estos resultados sentarán las bases para el análisis de variables de comportamiento por edad, sexo, entidad, zonas geo electorales, entre otros aspectos, que permitan ir construyendo indicadores y patrones sociales que muestren el perfil de las y los electores según su entidad de origen.

Consejera electoral del INE

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