Mientras la humanidad enfrenta enormes retos comunes que requieren de una respuesta coordinada, como el cambio climático , el mundo está cada vez más dividido.
En los días recientes, en las reuniones del G20 en India, ni los ministros de relaciones exteriores ni los de finanzas de las veinte mayores economías del planeta lograron ponerse de acuerdo en un comunicado final conjunto. Es evidente que hay múltiples desacuerdos entre Washington, Moscú, Pekín y Nueva Delhi.
“Debemos reconocer todos que el multilateralismo está en crisis” declaró Narendra Modi, primer ministro de la India, durante la reunión en su país, y agregó "Tras la Guerra Mundial la gobernanza global fracasó en sus mandatos de evitar guerras futuras y fomentar la cooperación internacional en temas de interés común", enfatizando que “la presidencia india del G20 ha tratado de dar voz al Sur Global”.
India, que está por convertirse en el país más poblado del planeta en las próximas semanas y se espera que para finales de la década se convierta en la tercera mayor economía del mundo, solamente por detrás de Estados Unidos y China, busca tener una mayor influencia geopolítica y este año preside tanto el G20 como la Organización de Cooperación de Shanghái, fundada por Rusia y China, con tintes antioccidentales. Pero a pesar de las declaraciones del primer ministro Modi sobre la importancia de encontrar “unidad de propósito” y “unidad de acción” en medio de las diferencias entre países, Nueva Delhi no solo no logro que los miembros del G20 pudieran ponerse de acuerdo en torno a un comunicado conjunto, sino que además se sumó a los cuestionamientos del orden global lanzados desde Moscú y Pekín. El mundo en el que vivimos no es uno de reconstitución de bloques sino uno de división.
El nacionalismo recalcitrante cobra importancia en los discursos públicos y la impostergable diplomacia, a pesar de algunas buenas noticias como el Tratado Global de los Océanos , enfrenta momentos difíciles.
El Consejo de Seguridad de la ONU está bloqueado porque las grandes potencias -que tienen derecho de veto- se obstaculizan mutuamente. Es claro que la existencia de la ONU es importante, pues al menos existe un canal de contacto entre los diferentes países; además de la relevante labor positiva realizada por las diversas agencias del organismo, como la OMS, UNESCO y UNICEF, entre otras. Pero también es claro que el marasmo del Consejo de Seguridad en el tema de Ucrania y otros, como Siria y Yemen, es lamentable reflejo de la división del mundo.
En el marco de la reunión del G20 se reunió el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, con su homólogo ruso, Sergei Lavrov. La reunión duró menos de 10 minutos y la portavoz del gobierno ruso declaró que no hubo ni reunión, ni negociación. Un encuentro áspero, seco y carente de diálogo que refleja la realidad de la relación entre potencias en el mundo en el que vivimos.
Rusia y China tienen un enemigo en común: la democracia liberal occidental y más concretamente Estados Unidos. Pekín y Moscú no han formado una alianza, pero sin duda si una asociación en torno a diversos frentes incluido el militar, pues realizan ejercicios militares conjuntos.
El titular de la CIA , William Burns , ha advertido que China considera vender armas a Rusia para su uso en la guerra de Ucrania. La lógica - que no siempre rige las decisiones internacionales- indicaría que esto no sucederá primero porque Pekín no quisiera sufrir sanciones económicas por parte de su mayor mercado (Occidente), pero también porque iría en contra del argumento chino de que los estadounidenses están poniendo leña al fuego en la guerra de Ucrania. Una narrativa que enarbola Pekín de cara al Sur Global particularmente África, América Latina y Asia. Pero China preocupa a Estados Unidos no solamente por su postura de cara a la Guerra en Ucrania. La alianza formada por India, Australia, Japón y Estados Unidos acusó la semana pasada que Pekín busca ampliar su influencia en el Mar de China Meridional y expresó su preocupación en torno al uso que realiza Pekín en la zona de navíos de guerra y milicias marítimas.
Mientras que Estados Unidos entrena desde hace diez días en Tailandia a más de 6,000 soldados estadounidenses de la mano de efectivos de otros países de la región. Estos ejercicios conjuntos se han realizado desde hace 42 años, pero en esta edición el tamaño de la delegación estadounidense se cuadriplicó. Adicionalmente, Washington firmó con Manila la apertura de cuatro nuevas bases militares estadounidenses en Filipinas, para avanzar a la región municiones y armamento en caso de que se desate un conflicto con China en torno a Taiwán.
La guerra tecnológica está al centro de los desencuentros internacionales. Las nuevas tecnologías, 5G, Inteligencia Artificial, Computación Cuántica, etcétera, son el corazón del poder de este siglo y quizás por ello no sorprenda que la tensión internacional se haga presente en esta arena. Como muestra, baste ver que India tiene prohibido el uso de la aplicación china TikTok en su territorio por considerar que implica riesgos a su seguridad nacional. Mientras que los gobiernos de Canadá, Estados Unidos y la Comisión Europea han prohibido la instalación de esta aplicación en los celulares de sus funcionarios.
Con frecuencia se habla de que vivimos en un mundo fragmentado, eso no es más que un eufemismo, el mundo hoy no está fragmentado sino profundamente dividido.