Hoy se juega la primera de las dos semifinales del mundial de futbol . Este ha sido un mundial diferente, el primero en el cual los cinco continentes estuvieron representados en octavos de final, el primero en el cual mujeres arbitraron partidos, el primero organizado en un país musulmán. La FIFA señaló recientemente en un comunicado de prensa que el mundial está resultando un éxito, rompiendo récords de asistencia y de audiencia. Y mientras el mundo sigue con emoción los goles, fuera de la cancha Qatar, el país sede de la Copa del Mundo, vuelve a tener una tarjeta roja.

Previo al inicio del mundial, el emirato había sido ampliamente criticado por al menos tres motivos: irresponsabilidad medioambiental, violaciones a los derechos humanos -particularmente los de las mujeres y la comunidad LGTB+- y pobres condiciones de vida para los trabajadores migrantes. A ello, se ha sumado este fin de semana un escándalo que sacude al Parlamento Europeo. Se trata de una investigación de corrupción ligada a Qatar y que la prensa ha bautizado como Qatargate. Eva Kaili, eurodiputada socialista griega, que ocupaba una de las 14 vicepresidencias del Parlamento Europeo, ha sido detenida y se encuentra en una prisión belga tras ser acusada de haber recibido dinero de Doha para “influir en las decisiones económicas y políticas” del legislativo europeo. Junto con ella, han sido detenidas otras tres personas, tres italianos, entre los que se encuentran su asistente parlamentario y el antiguo eurodiputado Pier Antonio Panzeri.

Kaili era una figura política con una carrera fulgurante en Grecia. Antigua presentadora de televisión fue electa al Parlamento griego , en 2007, cuando tenía apenas 29 años. En 2014 logró obtener una curul en el Parlamento Europeo en la bancada socialdemócrata y a partir de enero se convirtió en vicepresidenta del órgano legislativo. La joven era miembro de la delegación encargada de desarrollar las relaciones de la UE con la península arábiga. Poco antes del inicio de la Copa del Mundo visitó Doha, en donde expresó su defensa férrea del país sede. “Las reformas laborales que realizó Qatar…han sido no solamente reconocidas y respetadas, sino que también pueden convertirse en un modelo para otros países”, afirmó en su viaje.

En medio de las discusiones sobre un posible boicot a la Copa del Mundo, la eurodiputada expresó: “Qatar está a la vanguardia de los derechos sociales”. Las declaraciones sorprendían enormemente, pero hasta ahora no se sabía el porqué de ellas. Hoy, a pesar de que no se tienen aún todos los detalles del caso, se sabe que la inmunidad parlamentaria no le alcanzó para evitar ir a la cárcel pues la policía belga consideró que hubo “delito flagrante”.

La presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, removió de inmediato a la vicepresidenta de su cargo y el Partido Socialista Griego (Pasok) la expulsó de sus filas. Un diario griego describió bien la situación: “Eva Kaili se ahogó en el desierto de Qatar”.

Doha niega las acusaciones en torno a este escándalo y no reconoce utilizar dinero y regalos como medios de persuasión para comprar influencia. Sin embargo, el largo historial de “diplomacia de la chequera y el rolex” del pequeño país árabe han sido documentados. En 2016, el político francés Bruno Le Maire declaró que le ofrecieron un reloj Patek Philippe con montura de diamantes por valor de 85,000 euros, tras haber acompañado al Emir Hamad durante cuatro horas en París en 2009. Mientras que el periódico británico Sunday Times reportó que, en 2015, el entonces Príncipe y ahora Rey Carlos I, recibió un total de 3 millones de euros durante las reuniones con el Emir Hamad, mismos que, de acuerdo con la prensa británica, habrían sido transferidos a asociaciones de beneficencia pública.

A parte de este tipo de prácticas, Doha ha recurrido en los años recientes al “sportswashing”, intentando mejorar su imagen a través del poder suave de grandes eventos deportivos. Pero en medio del mundial de futbol, esta práctica mostró sus límites ante el burdo Qatargate. El debate en el Parlamento Europeo en torno a la posibilidad de permitir que los qataríes entren a la Unión Europea sin visa, que se tenía programado para esta semana, ha sido cancelado.

“Tanto peca el que mata a la vaca, como el que le agarra la pata”, decimos en México. Y en este caso no podemos restarle culpa a las dos partes involucradas: Doha y Bruselas. La ONG Transparencia Internacional, considera que el Parlamento Europeo ha dejado que se desarrolle una cultura de impunidad. Si no quiere ver debilitadas sus instituciones, Bruselas tendrá que tomar medidas importantes para evitar que estos vergonzosos episodios se repitan.

@B_Estefan
 

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