Este fin de semana se jugaron las finales de dos grandes torneos de futbol internacional. El sábado, en la final de la Copa América, Argentina se impuso a Brasil con un marcador 1 a 0, dándole a Lionel Messi el anhelado triunfo de una copa con su selección nacional. El domingo, en la final de la Eurocopa, en un emocionante juego, Italia derrotó a Inglaterra por penales en el estadio de Wembley, en Londres.

Los partidos estuvieron cargados de tensión deportiva, las aficiones lo vivieron intensamente y, como suele suceder, el futbol no se quedó solo en la cancha. Desacuerdos políticos en Brasil, tensiones independentistas en el Reino Unido y actitudes racistas, le dieron al futbol de este fin de semana un toque de política y de política internacional.

En el caso de la Eurocopa, el triunfo de la Nazionale no solo fue festejado en Italia, sino de manera especial también en Escocia. En las redes sociales, circularon videos de los festejos por el triunfo italiano en las calles de diversas ciudades escocesas, desde Glasgow hasta Edimburgo. Los escoceses habían manifestado su apoyo a la escuadra de Roberto Mancini desde antes del partido. “Sálvanos Roberto, eres nuestra última esperanza”, era el título la víspera de la final de la primera plana del periódico nacionalista escocés, The National, y como ilustración, el entrenador italiano con el atuendo de William Wallace, héroe y símbolo de la independencia escocesa en el siglo XIII.

No puede dejarse de ver que si bien en el referéndum de 2014 el 55% de los votantes escoceses rechazaron la independencia, tras el Brexit el sentimiento independentista se ha reavivado, de hecho las últimas elecciones parlamentarias en mayo de este año dieron la mayoría a los partidos nacionalistas.

Pero entre los países del Reino Unido, no solamente la afición escocesa festejo el triunfo de gli azzurri. Según una encuesta en línea de Good Morning Britain, el 63% de los seguidores del futbol en Escocia, Gales e Irlanda del Norte apoyaron a Italia. Los vecinos de Inglaterra acusan una supuesta "arrogancia" de los ingleses. Si bien la canción “Three Lions”, grabada para la Eurocopa de 1996, es prácticamente una burla del optimismo ciego de los fanáticos ingleses, su verso “it’s coming home”, en español “está volviendo a casa”, cantado de manera icónica por la afición inglesa, es visto por los aficionados del resto de países del Reino Unido como un canto presuntuoso. "¿El futbol está volviendo a casa? Entonces Inglaterra es dueña del deporte. No lo creo", escribió en The Times el ex jugador internacional escocés Graeme Souness, leyenda del Liverpool.

Por otro lado, la final de la Eurocopa también sacó a relucir el prevaleciente racismo. Los tres desafortunados tiradores ingleses de la serie de penales, Marcus Rashford, Jadon Sancho y Bukayo Sako fueron víctimas de comentarios racistas en las redes sociales, al grado de que la Asociación Inglesa de Fútbol emitió un comunicado en el cual “condena todas las formas de discriminación” y se dice “consternada por el racismo difundido en las redes sociales contra algunos de los jugadores de Inglaterra".

En nuestro continente, la final de la Copa América, también estuvo marcada por la política. De manera inverosímil, en la final disputada este sábado entre la Verde-amarela y la Albiceleste parte de la afición brasileña apoyó a la selección argentina.

Desde luego que algunos de los brasileños que apoyaron a Argentina lo hicieron en el ánimo de ver a Messi ganar una copa con su selección, sabiendo que el ídolo del futbol ha dicho que cambiaría todas sus Botas de Oro por un trofeo con la selección argentina. Pero otra parte de la disidencia de la afición obedece a razones políticas. En un país con el segundo mayor número de muertes por Covid-19 a nivel mundial, la decisión del presidente Jair Bolsonaro de atraer la Copa América a territorio brasileño fue criticada por los opositores del gobierno, que la vieron como un movimiento político que pretendía quitar el foco de atención de las crisis sanitaria y política que azotan al país sudamericano. De hecho, antes del inicio del primer partido de la copa, se realizó una marcha de protesta, bajo la consigna “No queremos copa, queremos vacunas”.

Ante el apoyo por parte de la afición brasileña a la escuadra de Lionel Scalioni, el delantero brasileño Neymar criticó en redes sociales a sus connacionales que apoyaban a la selección argentina. En respuesta, llovieron críticas al futbolista del Paris Saint Germain. La periodista brasileña, Milly Lacombe, escribió una dura columna titulada: “Deja que te cuente lo que es estar en contra de Brasil, Neymar”. En el cual le dice al futbolista que estar en contra de Brasil es “estar del lado de un presidente genocida y aceptar de buen grado jugar una Copa América en suelo nacional durante una pandemia, sobre 530 mil cuerpos, sin nunca manifestarse por la falta de planeación nacional para una vacunación eficiente”.

Durante la segunda vuelta electoral en la elección presidencial del Perú, la entonces candidata, Keiko Fujimori, portó la casaca rojiblanca de la selección peruana en sus mítines políticos y hasta en el debate presidencial. Como resultado, sus detractores no apoyaron a la selección nacional en las eliminatorias para el mundial Qatar 2022, ni en la Copa América, asegurando que Keiko había “manchado la camiseta”.

Futbol y política están históricamente ligados y resulta interesante trazar las relaciones entre ambos, pero los actos racistas, xenófobos u homófobos deben ser inadmisibles dentro y fuera de las canchas; de la misma forma que debe ser inaceptable que los liderazgos políticos utilicen al deporte rey como herramienta política o electoral, manchando la camiseta y generando división en torno a algo que debiera ser símbolo de unión.

@B_Estefan

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