El gigante inmobiliario chino, Evergrande, está al borde del default, lo cual amenaza a la economía mundial. La empresa genera 200,000 empleos directos y 3.8 millones de empleos indirectos y se ha convertido en el segundo mayor grupo inmobiliario de un país que se urbaniza a un ritmo inusitado.

El crecimiento de Evergrande se ha financiado a través de deuda. El problema es que en los años recientes el sector inmobiliario ha sufrido una desaceleración, en buena medida causada por la pandemia, y en las semanas recientes la empresa se ha mostrado incapaz de hacer frente a sus compromisos financieros. El potencial default del gigante inmobiliario ha hecho que el pánico se apodere de los mercados mundiales, reavivando el fantasma de un "Lehman Brothers chino", en referencia a la quiebra del banco estadounidense que desató la crisis financiera global de 2008.

La deuda de la empresa china asciende a 305 mil millones de dólares, que le fueron prestados a través de bancos, instituciones financieras y hasta particulares. Cientos de personas, que habían prestado dinero con el fin de hacer un fondo para su vivienda, se han manifestado frente a las oficinas centrales de Evergrande en Shenzhen por temor a perder sus ahorros. Ante la creciente presión, el jueves pasado hubo un respiro. Paradójicamente el gobierno comunista chino salvó al capitalismo a través de la inyección de fondos públicos para hacer un primer pago de la deuda que vencía. Pero la burbuja inmobiliaria continúa en alto riesgo de reventar.

A nivel geopolítico, este caso pone de manifiesto que la globalización económica y financiera es una importante diferencia entre la Guerra Fría de Estados Unidos con la Unión Soviética y la que empieza a gestarse con China. En la época de la URSS, habría sido impensable que las dificultades de una empresa soviética hicieran caer los mercados de valores occidentales. Hoy, mientras Washington trabaja para frenar el creciente poder de Beijing, los banqueros estadounidenses están preocupados por la salud financiera de un grupo inmobiliario chino.

Diversos analistas temen que Evergrande quiebre y genere un efecto en cascada en los inversionistas extranjeros. Pero será difícil que la temida catástrofe suceda, pues el gobierno chino tiene incentivos para salvar a la empresa dado su enorme tamaño y el impacto que su quiebra podría tener en la vida de millones de chinos. Se ha eliminado el límite de dos mandatos presidenciales chinos y el próximo año, en su XX Congreso, el Partido Comunista deberá decidir otorgar un tercer mandato de cinco años a Xi Jinping, por lo que este no parece ser buen momento para que el gobierno corra el riesgo de una explosión social; y en la híbrida economía china todo sigue estando sujeto a la autoridad del Partido.

@B_Estefan

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