Xi Jinping se encuentra de visita de estado en Rusia. Se trata de una reunión que había sido planeada desde hace tiempo pero que le viene muy bien a Putin en el contexto actual. No hay duda de que el presidente ruso hablará con su homólogo chino de la guerra en Ucrania, pero esta visita también será una oportunidad para que el inquilino del Kremlin busque mostrarse menos aislado, acompañado del líder del país más poblado del mundo y miembro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
La estrategia china de cara a la guerra en Ucrania ha sido criticar explícitamente a Estados Unidos al mismo tiempo que apoya implícitamente a Rusia y se autopresenta como un país responsable, factor de estabilidad.
Esta visita a Moscú da a Xi Jinping la oportunidad de reafirmar el cada día más influyente rol de China en la esfera internacional y enviar al resto del mundo la idea de una “desoccidentalización” de las relaciones internacionales, narrativa en la cual Pekín ha estado trabajando intensamente. Prueba de ello es el esfuerzo diplomático chino para ser factor de acuerdos internacionales, como el recientemente alcanzado entre Arabia Saudita e Irán, y el lanzamiento de iniciativas sino céntricas que proponen marcos alternativos de coordinación global, notablemente de cara a países no occidentales. En los 3 años recientes, Xi ha presentado 3 iniciativas: en 2021 la Iniciativa de Desarrollo Global, en 2022 la Iniciativa de Seguridad Global y hace apenas unos días la Iniciativa de Civilización Global.
Si bien esta es la primera visita en 4 años de Xi Jinping a Moscú, de 2013 a la fecha el líder chino ha visitado 8 veces la capital rusa. De hecho, el primer viaje de Xi Jinping al extranjero como presidente de China fue a Rusia y ha habido 40 encuentros entre Putin y Xi Jinping. El acercamiento sino-ruso, que se aceleró a partir de la anexión de Crimea a Rusia en 2014, reposa sobre todo en una concepción similar en Pekín y Moscú de la seguridad nacional, que es vista como seguridad del proyecto político. Lo que es fundamental es que el gobierno chino no considera a Rusia como una amenaza y el gobierno ruso no considera a China como una amenaza y a la inversa ambos gobiernos consideran a las democracias liberales occidentales, y particularmente a Estados Unidos, como potenciales amenazas a sus regímenes políticos.
Putin y Xi tienen diferencias importantes, pero coinciden en al menos dos temas: ven en la política exterior estadounidense un ánimo de contenerlos y aislarlos, y buscan modificar el orden global internacional construido por Occidente.
El momento de la visita de Xi ha resultado afortunado para Putin, apenas unos días después de que la Corte Penal Internacional (CPI) girara una orden de aprehensión contra el líder ruso por su responsabilidad en la deportación de al menos 16,000 niños ucranianos, que fueron arrebatados de sus familias o retirados de orfanatos en las zonas ocupadas por Rusia. La orden de aprehensión contra Putin seguramente no terminará en el futuro cercano en un juicio ni en su detención, simplemente no le permitirá viajar a los 123 países que reconocen la CPI sin ser inmediatamente detenido. Lo cual el Kremlin, que no reconoce a la CPI, ha desestimado, considerando que la decisión no tiene validez alguna. Incluso el expresidente ruso, Dimitri Medvedev, comparó la resolución con papel sanitario, enfatizando que “no hay necesidad de decir dónde debe utilizarse”. Y como para reafirmar que el tema no le preocupa, Putin visitó este fin de semana la península de Crimea y después Mariupol, la ciudad costera ucraniana ocupada por el ejército ruso de la cual se estima que son originarios al menos 1,000 de los niños deportados a Rusia. En más de un año, Putin no había visitado el territorio ocupado por el ejército de su país, ni se había acercado al frente de batalla. La visita en la coyuntura actual de alguna forma es una afronta a la comunidad internacional.
Como prueba de la sintonía sino-rusa, ayer el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China , país que al igual que Estados Unidos no reconoce a la CPI, condenó la orden de aprehensión emitida contra Putin.
La dimensión política de esta visita de Xi Jinping a Rusia es evidente, pero habrá que ver qué información se da a conocer sobre los acuerdos concretos entre ambos países. No parece que Pekín quiera dar un paso al frente en un posible apoyo militar a Rusia por el riesgo que las previsibles sanciones occidentales traerían para la economía china; es más probable que Xi continúe con su voluntad de ser visto en el mundo no occidental como un factor de paz en un momento de fuerte tensión con Estados Unidos.
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@B_Estefan